Cuando las
generaciones han menguado y sus propios sabios han comenzado a desear
las dos tablas, es decir también una buena vida para su corporeidad, sus
puntos de vista se acercaron a los de las masas. El deseo
de disfrutar creció constantemente, la medida giró continuamente en el
interior, aumentando cada vez más su temperatura, hasta que el deseo de
disfrutar ardió completamente. Se revelaron cada vez mayores Reshimot. Es por eso que los científicos, que solían ser idealistas y sólo
querían la ciencia pura, como ocurrió hasta el final de la Edad Media,
repentinamente llegaron por riqueza y alabanza, querían premios Nobel.
Esta es la forma en que comenzaron a vender su ciencia. Además, la investigación exige tantos
recursos materiales, tan grande inversión, que los científicos no
tenían mucho dinero y se vieron obligados a venderse a los círculos
gobernantes, a los poderosos de este mundo. Se hizo posible el acercarse
a una farmacia y pedir un medicamento nuevo, más fuerte que cualquiera
de los existentes. Los científicos no tuvieron otra
opción sino cumplir las órdenes, esto es algo que no sucedió antes. En
primer lugar, un científico no necesitaba el dinero y se sentía atraído
por la ciencia pura. En segundo lugar, los clientes no eran tan
corruptos, dispuestos a destruir al mundo entero para su beneficio. Así es como ha cambiado el mundo y las generaciones han menguado. Hoy vemos que la gente necesita la
ciencia para conseguir el control sobre los demás y ganar dinero. La
ciencia no se utiliza para el bien de la ciencia pura, ya nadie tiene
interés en esto. Nadie daría un centavo por la ciencia pura y ya nadie
está involucrado en ella. Los científicos se dedican a disciplinas
aplicadas que puedan traerles beneficios económicos reales, y que
puedan hacerlo tan pronto como sea posible. Por lo tanto, gracias a la
ciencia nosotros revelamos que somos esclavos de la inclinación al mal.
Pero, por ahora, sólo los cabalistas se dan cuenta de esto, mientras que
aquellos que controlan a los científicos, les pagan a aquellos que vale
la pena pagarles y utilizan la ciencia sólo en aras de la ganancia. El deseo egoísta se desarrolla no sólo
cuantitativamente, sino también cualitativamente. Y ahora estamos
empezando a darnos cuenta de que todo el problema es nuestro egoísmo
que nos gobierna. Hace unos 50 años que no pensábamos así. Conquistamos
el espacio, soñábamos con viajes a otros planetas, estrellas y
estábamos orgullosos de los grandes logros de la humanidad.
Luego vino la decepción, y en nuestros
días todos los programas en general cayeron al suelo. El ejemplo de los
conflictos de hoy en Ucrania, en el que están involucrados Rusia y
Europa, muestra cómo cada uno depende del otro. No está claro qué hacer,
cómo influir en los demás, ya que todos los sistemas comienzan a
estancarse.
¿Cómo se puede aplicar alguna sanción si
cada uno está conectado con los otros? Un estado quisiera
independizarse del otro, pero no puede. Todos están atados por la
responsabilidad mutua, por malas conexiones, y no puede hacerse nada al
respecto. En definitiva, un caos y un desorden completos. Ellos empiezan
a darse cuenta de que es imposible hacer algo contra los demás.
Si Europa se niega a recibir petróleo y
gas de Rusia, ¿cómo subsistirá? ¿Y si Ucrania deja de suministrarle
productos alimenticios a Rusia, quién perderá más? La conexión es tan
fuerte que es imposible de cortar. Uno depende del otro debido a que
recibe de él, y viceversa. ¿Es posible luchar en esas condiciones? ¿Sólo
mover un dedo y volver a casa?
Ese es el resultado del desarrollo de la ciencia gracias a la cual hemos adquirido armas terribles y nos hemos atamos a nosotros mismos a través del comercio internacional.
Pregunta: ¿Por lo tanto, se deduce que rodamos otra vez hacia la guerra fría?
Respuesta:
Esta no es la guerra fría, eso ya no es posible. La guerra fría
significa aplicar todas las sanciones, pero disparar el uno al otro.
Pero ahora esto también es imposible. Incluso el envío de un espía y la
exposición de un enemigo no tienen sentido, porque si estamos tan
interconectados, no seremos capaces de hacer nada de todos modos. Es lo
mismo que instalar una cámara de vídeo y espiarse y escucharse a sí
mismos.
Nosotros estamos atados juntos, ustedes
ya no son enemigos, sino socios. Yo recibo los productos alimenticios de
ustedes, mientras que ustedes reciben de mí el petróleo y el gas, y no
podemos hacerlo sin el otro. ¿Qué diferencia hará si nos denunciamos el
uno al otro? Si yo dependo de ustedes, entonces, por el contrario, estoy
muy interesado en fortalecer sus puntos débiles. Digamos que Rusia
revelará algunos puntos débiles en la industria europea, pero no está
interesada en absoluto en hacerle daño, más bien está interesada en
reparar estos defectos.
De hecho, si la industria europea se
detiene, ¿a quién le venderá Rusia su petróleo y gas? Y sin estas
ventas, ella misma no tendrá el dinero. ¿Ven hacia dónde nos lleva
nuestra dependencia mutua? Esta es la razón por la cual se realizan
tantas alianzas diferentes, para que todos dependan unos de otros. Sólo
el egoísmo en explosión les impide comprender toda esta dependencia
hasta el final. Y todo ello es consecuencia de la ciencia moderna.