Es una vergüenza admitir que uno de los más
preciosos méritos que hemos perdido durante el exilio y el más
importante de ellos, es la pérdida de la conciencia de la nacionalidad,
ese sentimiento natural que conecta y sostiene a cada nación. Hace dos mil años nos sentíamos como un
solo pueblo, porque todos éramos como un hombre con un corazón. A esto
se le llamó el “pueblo de Israel”, no existe por fuera de la conexión. Hoy en día nosotros no estamos
conectados. Más bien, estamos acurrucados juntos, reunidos como ovejas
debido a los lobos que están listos para separarnos. En el exterior, nos
vemos como un pueblo, pero en realidad no es así. Este es nuestro principal y único problema. El Creador mismo sostiene a todos los demás pueblos. Él les proporciona Reshimot
y Luces que se atraen una hacia la otra, de tal forma que sus naciones
están construidas de forma natural. Las personas sólo implementan deseos
dados desde arriba. El pueblo judío es diferente; nosotros tenemos que
construirnos a nosotros mismos por encima de nuestro deseo egoísta, en
oposición a él. Sin embargo, en esencia, somos los más grandes egoístas, porque pasamos por un Shevirá (ruptura).
Como resultado de esto, la conexión requiere esfuerzos difíciles por
parte nuestra. El Creador no nos favorece. Más bien, Él sólo nos da la
oportunidad de conectarnos. Él crea las condiciones externas para que
podamos poner en práctica las condiciones internas para que podamos
conectarnos por encima de nuestro deseo. Si lo hacemos, estaremos bien y si no
lo hacemos, estaremos mal. En este caso, Él nos arrojará de la tierra.
Por supuesto, si pudiéramos vivir bien en otros países, todos huirían de
aquí. Sin embargo, el Creador nos envía apuros, problemas en todo el
mundo y en desesperación hemos llegado a la tierra de Israel. Entonces Él arregló problemas para
nosotros aquí, enemigos que nos rodean sin ningún lugar hacia el cual
escapar. En última instancia, no habrá ninguna nación, ningún pueblo que
sienta ninguna simpatía hacia nosotros. Todo el mundo, todos, se opone a
nosotros y no quiere ninguna relación con nosotros. Nos quedaremos aquí
solos en una pequeña franja de tierra aislada, asediada, como los
defensores de la antigua fortaleza de Masada y no podremos hacer nada. Si esto no funciona, el Creador, como escribe Baal HaSulam, puede dispersarnos de nuevo por todo el mundo. En nuestro estado actual no merecemos vivir en esta tierra y básicamente, no hay lugar en la faz de la tierra para deambular. Entonces, ¿qué hay que hacer? Como
pueblo, debemos ser un ejemplo para el resto de los pueblos, pero los
miles de años que nos han separado de la antigua Babilonia no han
cambiado nada. Somos la pequeña parte que Abraham separó de los
babilonios para su corrección. Según el grado en que se corrija, será
capaz de influir en el resto de los “babilonios”, será una “luz para las
naciones”, entonces toda Babilonia será corregida, el mundo entero
alcanzará la tan esperada corrección. Así que depende de nosotros; primero,
debemos unirnos de acuerdo al principio de “como un hombre con un
corazón”. Este será el nacimiento del embrión espiritual. Luego es el
turno del principio de “Aquello que odias, no se lo hagas a tu amigo”,
el nivel de Yeniká, Katnut. Después de eso, alcanzamos “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, el estado de Gadlut.
Nos corresponde a nosotros pasar a través de estos tres niveles, hasta
el final de la corrección y luego ser sacerdotes en el mundo, tal como
está escrito, “nación de sacerdotes” (Éxodo 19:06). Hoy en día, vemos cómo el odio hacia nosotros crece y se expande día tras día. Incluso los países que antes eran
simpatizantes de nosotros o eran neutrales se vuelven hostiles. Nadie
querrá hacer negocios con nosotros o en general tratar con nosotros. Es
entonces cuando nos sentiremos sitiados, completamente aislados del
mundo. Si no cambiamos de acuerdo a las leyes de la naturaleza, o a las
leyes del Creador, que están bajando ahora sobre el mundo, entonces este
será nuestro futuro hasta llegar a la guerra de Gog y Magog. De hecho
está sucediendo ahora, pero su fase externa se cierne ante nosotros. Y
todo esto se debe a que somos obstinados en no querer corregirnos a
nosotros mismos y en consecuencia, causamos la activación de leyes
inquebrantables.
Pregunta: ¿Los talleres que llevamos a cabo con el público en general nos ayudan?
Dr: Laitman
Si nos acercamos a los corazones de la gente, los suavizamos un poco,
entonces de inmediato tomaremos un rumbo diferente. Lo más importante es
cambiar la polaridad de menos a más. En otras palabras, no
transformamos a las personas del rechazo mutuo a la conexión, pero al
menos ellas traen una inclinación hacia la conexión, que al menos
reconozcan que la conexión podría de hecho ser la salvación. A través de
esto, cambiamos de dirección, le damos un giro de 180 grados, y eso es
mucho. Esto se debe a que entonces la Luz iluminará en nosotros
positivamente.
Pregunta: ¿Hacia dónde deben llevar las mesas a la gente?
Dr: Laitman
Supongo que gracias a nuestro trabajo con aquellas partes de las
personas que están dispuestas a escucharnos, cambiaremos la actitud de
la gente hacia los demás, porque todo el pueblo de Israel no sólo son
responsables unos de otros, sino hermanos y no sólo en tiempos de
problemas, sino en tiempos de felicidad. Entonces veremos por nosotros mismos que
en la conexión hay un poder latente que lo cambia todo hasta tal punto
de que el gobierno no tendrá que promulgar nuevas leyes. Esto se debe a
que, de acuerdo a la Torá, no necesitamos un rey con su séquito. Un
reino espiritual domina el pueblo, y esto solía ser realmente así. Esta
es la única posibilidad para el funcionamiento de una nación con la
ayuda de una conexión de la igualdad entre todos en un mismo nivel, sin
diferencias en los niveles. Así que comienzan a actuar poderes únicos y
nosotros esperamos sentirlos y aprender sobre ellos rápidamente.