“Los griegos” son mi deseo de disfrutar; mi egoísmo que me dice:
“Escuchen, tienen que confiar en la lógica y el instinto. Tenemos que
vivir por medio de la mente, y ustedes la tienen. Puede organizar la
vida de forma racional, evaluar y ponderar todas las oportunidades. Sean
como todos los demás”.
Este es el enfoque griego. Es correcto y
bueno, a todos les gusta, y no hay nada que argumentar en contra de
este. Es cierto que el mundo no puede darse cuenta de esto porque
nuestra vida está lejos de ser el paraíso. Sin embargo, simplemente no
tenemos otras herramientas que sean claras, reales, lógicas, respaldadas
por la ciencia y la psicología, sobre la base de un fundamento sólido, y
que el sentido y la razón comprendan.
Pero hay otro enfoque: El “macabeo”.
“No”, dice el Macabeo, “no queremos
vivir de esta manera. Queremos vivir por medio de las leyes que Abraham
estableció como fundamento del pueblo judío, el principio de amor por el
otro como a uno mismo. Esto es lo que debemos lograr”.
El griego en mí responde a esto: “Para ser honesto, está cien por ciento en lo correcto”.
Pero esperen, ¿cómo? Después de todo, él sólo dijo lo contrario. ¿Resulta que ambos tienen razón?
“Sí”, continúa mi griego, “Yo, por
supuesto, quisiera vivir de acuerdo al amor. Pero este es una utopía
inalcanzable. ¿Tiene él una píldora, que en caso de ingestión, garantice
que todos los pueblos de la tierra se amen? ¿Puede imponer en todas
partes la unidad, la ayuda mutua, el cuidado mutuo, la garantía mutua, y
la igualdad? ¿Es capaz de convertirlos a todos en amigos?”
Por lo tanto, el problema de los
Macabeos es que son irracionales y poco realista. Lo mismo se dice
acerca de la sabiduría de la Cabalá: “¿Por qué es necesaria? Es mejor
lograr el verdadero éxito en la vida. Un leve interés en los asuntos
elevados podría ser útil, pero entregarles toda mi vida es demasiado. No
es lógico”.
Es por eso que los Macabeos son
inicialmente pequeños y débiles. No tienen nada que me convenza. Un
pequeño Macabeo se esconde dentro de mí y un fuerte griego está
cómodamente instalado. ¿Qué tengo que hacer? ¿Qué guerra ocurrirá entre
ellos?
Pero he recibido una respuesta que me
dice: “Incluso si renuncias a la imagen externa, interna entender que no
hay otra forma, tenemos que alcanzar la plena unidad, que es el amor,
de tal forma que entonces comenzarás a construir el grupo adecuado. En
él, atraerán la Luz, que es una fuerza especial que es inherente a la
naturaleza que puede utilizarse. Tú tienes sólo una pequeña chispa, pero
la naturaleza tiene una Luz enorme, y puedes atraerla hacia ti mismo”.
Entonces verás que el mundo entero era
solo un teatro de ilusión. Este se desvanecerá y se disolverá; como en
las películas de Hollywood, se desvanecerá y se irá. De hecho, todo el
cuadro era imaginario.
Sin embargo, esto sucederá con la
condición de que unan a su chispa, su vela, a la gran Luz que llena el
mundo. Y con el fin de sentir la necesidad de esto, ustedes deben hacer
esfuerzos contrarias a su propia mente.
Pregunta: ¿Cómo podría explicarle esto a mi familia que están lejos de tales pensamientos cuando se enciendan las velas de Januca? ¿Cómo pueden ser introducidos, aunque sea un poco, en esta comprensión?
Respuesta: Los
macabeos ganaron la guerra contra los invasores, puesto que se unieron.
Ellos fueron hacia el pueblo y lograron llevarlo a la unidad.
Por lo tanto, no es necesario que
nosotros llamemos a la unidad durante la guerra, cuando ya está
sucediendo. No, debemos unirnos ahora y entonces no habrá guerra. Con
ello neutralizaremos todas las fuerzas del mal.
Así que, unámonos. ¿Qué daño puede haber? Ninguno. Tan sólo debemos aplicar un poco de esfuerzo. De esto nos habla Januca: Al unirnos, ganaremos nuestra mayor victoria.