Existe una necesidad creciente por la conexión en el
mundo de hoy. Por una parte, la conexión integral en el mundo se
revela y por otra parte, la carencia de nuestra adaptación a ello se expresa en
forma de una crisis.
Con el fin de ayudarles a las personas que tienen
el impulso hacia el desarrollo espiritual, el cual significa la conexión y la unidad, el impulso
por asemejarse a la naturaleza, nosotros seremos capaces de revelar la fuerza
superior que lo maneja, seremos capaces de sentirla, de verla y de aprender a
dominar el sistema que nos controla, el así llamado mundo superior; para esto
nos reunimos y queremos adaptarnos gradualmente al estado de equilibrio con este
sistema, con la naturaleza. Ese enfoque gradual paso a paso, es llamado los
niveles del ascenso espiritual, una equivalencia espiritual. Esos son niveles serios, complejos, ya que
debemos superarlos y resistir nuestro ego. Es al resistirlo que nosotros
logramos conocer y alcanzar este sistema. De la misma manera que opera cada sistema en
nuestro mundo con base en dos fuerzas que se contrarrestan (más y menos,
contracción y expansión, etc.), entre ellas existe un mecanismo mecánico,
eléctrico, neumático, u otro mecanismo y esas dos fuerzas son las fuerzas de
desarrollo y movimiento de este mecanismo y en nuestros cuerpos hay dos fuerzas
que se oponen constantemente. En general, pueden ser reducidas a fuerzas de
absorción, absorción y secreción. Nosotros existimos sobre la base de esas dos
fuerzas. Estas se contrarrestan más o menos o actúan alternativamente en los
niveles de la naturaleza excepto por un interesante objeto: el hombre.El ser humano está bajo la influencia de una sola
fuerza: la fuerza egoísta que lo controla, lo maneja, lo gobierna y hace lo
que desea con él. No hay otra fuerza que se oponga a nuestro ego y ese es
nuestro problema. Entonces, nosotros no podemos ser equilibrados, sabios, ni
hacer lo que queremos, sino que hacemos constantemente lo que la fuerza egoísta
nos obliga a hacer, aunque pueda dañarnos. ¡Miren lo que sucede ahora en el mundo! Estamos
cortando la rama en la que estamos sentados. Estamos contaminando el aire que
respiramos, talando los bosques, convirtiendo extensas áreas en estériles
desiertos, causando que los icebergs se derritan, y provocando cambios
desastrosos en el clima, de forma que muy pronto será imposible existir en este
planeta. El ritmo de la crisis está acelerándose de forma amenazante y no
podemos hacer nada al respecto. ¿Por qué la naturaleza está haciendo esto? Es
para mostrarnos el grado en el que somos manejados por esta fuerza egoísta y
cuánto carecemos de la otra fuerza que es opuesta a esta, para al menos llegar
al equilibrio. Incluso si fuéramos totalmente opuestos a la fuerza egoísta,
incluso si fuéramos absolutamente altruistas, tampoco podríamos existir. Después
de todo, debe haber una fuerza de equilibrio entre esas dos fuerzas, la ley de
equilibrio, la ley de alternancia correcta. Entonces, necesitamos la otra fuerza y no la
tenemos. Sin embargo, ésta se encuentra en los niveles inanimado, vegetativo y
animado de la naturaleza ¡Es el instinto! El instinto hace que los animales lleven a cabo
ciertas acciones y no otras. Los restringe y no los empuja a llevar a cabo
acciones equivocadas. Si un león ve a un león más fuerte, se retira. Existe una
línea de mando clara, revisar la fuerza y retirarse instantáneamente. Es decir,
existen fuerzas restrictivas con respecto a la naturaleza y a los diferentes
fenómenos, no importa cuales. Los animales operan de acuerdo al principio simple
del ego animal ordinario, que es equilibrado por un instinto de protección. Nosotros no tenemos eso. Estamos privados de
ello, ¡pero necesitamos adquirirlo ya que de otra manera nos encontraremos en
una condición que amenaza nuestra existencia! La sabiduría de la Cabalá se revela en nuestro
tiempo para que, de alguna manera, seamos capaces de adquirir esta segunda
fuerza que restringe y equilibra nuestro ego. Es opuesta al ego. Es llamada
altruismo, la fuerza de otorgamiento, la fuerza del amor. Si podemos descubrir esta fuerza en la naturaleza
y, de alguna manera, percibirla dentro de nosotros y comenzar a equilibrar
mutuamente las dos fuerzas, podemos estar seguros de que nuestra existencia
estará asegurada, será cómoda, buena y deseable. De otra manera, nuestro
desarrollo futuro será simplemente desastroso. Vemos cómo estamos perdidos en el
ego del día a día y que este comenzará a consumirnos mientras aún estemos vivos
y eventualmente no nos dejará ninguna esperanza de sobrevivir. Es por eso que organizamos convenciones. Lo
hacemos con el fin de adquirir la fuerza que es opuesta al ego, con el fin de
tratar de equilibrar las dos fuerzas opuestas dentro de nosotros y alcanzar el
punto medio en el cual podemos ser libres, tener libre albedrío, libertad de
elección, de manera que podamos manejarnos a nosotros mismos y avanzar. Esto es
lo que queremos lograr.