De las
partículas fundamentales a los átomos, de los átomos a las moléculas, de
las moléculas a estructuras más y más complejas, hasta la aparición del
cuerpo humano, incluyendo el sistema cognitivo, el sistema nervioso y
sistemas adicionales. A algunos de ellos no los conocemos y a algunos no los entendemos. En general, este proceso se desarrolló en dos direcciones: extensión y conexión. Todo aspira a la conexión, sólo los
seres humanos, sus sociedades y su naturaleza, reciben una forma
opuesta. En una sociedad, nos conectamos cada vez más. Sin embargo, por
otro lado, nos oponemos al otro porque el ego nos separa. Como resultado
de esto, no construimos una sociedad cohesionada basada en el apoyo
mutuo, de acuerdo al principio de cada cuerpo vivo, incluyendo el
nuestra. En lugar de esto, construimos algo muy extraño, nuestra
sociedad se vuelve como un cáncer que, en última instancia, se devora a
sí mismo y muere. En esencia, no sabemos qué hacer. Los
estudios científicos de las fuerzas y mecanismos que nos mueven han
descubierto que no tenemos ninguna posibilidad de evitar una tercera
guerra mundial y el caos. Los científicos lo saben, escriben que no hay
una solución real a esta forma de desarrollo y lo que queda es sólo
someternos a la merced del proceso que nos lleva hacia un futuro
desconocido. Estamos destruyendo el planeta, agotando
los recursos naturales, haciendo lo que nos place con la naturaleza y
la ecología. Todo esto no se debe a que ésta vino hacia nosotros, sino a
que no sabemos cómo construir sistemas que consten de opuestos que se
conecten en una sola estructura. Esta unión de opuestos es,
precisamente, la ley fundamental de los sistemas complejos. Aquí llegamos a la sabiduría de la
Cabalá. Este problema surgió hace tan sólo 3.500 años en la antigua
Babilonia. Por un lado, sus habitantes eran muy cercanos unos de otros y
dependían de unos de los otros. Por otro lado, no podían pararse
permanecer unos junto a los otros. Ellos se odiaban y sentían repulsión
mutua. No había nada que pudieran hacerse al respecto, la propia
estructura de la sociedad era tal que estaban devorándose a sí mismo.
Fue entonces que un hombre sabio con el
nombre de Abraham descubrió que aquí se ocultaba la transición hacia un
nuevo nivel de desarrollo. En esencia, no había nada único con respecto a
ese estado. Al igual que la transición del nivel del inanimado al
vegetativo, o del vegetativo al nivel animado, así también es la
transición del nivel animado al nivel hablante. Esta transición necesita
que nosotros alcancemos el poder de la conexión entre los opuestos, de
manera que puedan ser conectados y formen un sistema completamente
armonioso. A pesar de las polaridades, a pesar del odio y el rechazo
entre nosotros, podemos utilizar una fuerza única, una red única con el
fin de alcanzar el equilibrio entre unos y otros y construir una vida.
Nosotros no entendemos realmente la
importancia de este paso. No entendemos cuál es la fuente de vida y cómo
podemos conectar dos opuestos. Sin embargo, son precisamente las
polaridades absolutas entre el más (+) y el menos (-) las que forman el
átomo, un sistema estable en el que se oponen y no obstante, se conectan
simultáneamente.
Para continuar, de acuerdo a este
principio, se construyen combinaciones que son cada vez más complejas y
que posee la capacidad de evolucionar. Más y menos se combinan entre
ellos con el fin de atraer lo que es útil para el desarrollo y el
equilibrio entre ellos, y para emitir lo que es perjudicial para el
equilibrio. Así, por medio de absorción y emisión, se crea la vida. Hay
un desarrollo cada vez más complejo, hasta que exista la necesidad de
construir un nuevo sistema que los cabalistas llaman el sistema
espiritual. En otras palabras, es más elevado que los sistemas que nos
son familiares.
Abraham descubrió que existe una ley
universal de la naturaleza que abarca todos los sistemas, que los
mantiene y los desarrolla. Es posible llamarlo la fuerza de la Luz, la
fuerza del Creador, la fuerza superior. Sin embargo, esta tiene una
meta: mantener todas las partes de la realidad en armonía y conexión
mutua.
Es posible atraer y utilizar esta
fuerza, incluso ahora, cuando queremos elevarnos al nuevo nivel y
convertirnos en un solo sistema. A través de este, despertamos la fuerza
universal, y esta construye el tan esperado equilibrio entre nosotros.
En Cabalá, la ley que Abraham descubrió
es llamada la ley de equivalencia de forma. Si soy atraído personalmente
por la fuerza de la equivalencia de forma, entonces, en ese grado, yo
elevo su influencia en mí y esta construye la conexión entre otras
personas hacia las cuales soy atraído y yo. Esta construye entre
nosotros un sistema armónico y equilibrado entre todas las partes.
Abraham descubrió la capa más profunda
de esa ley integral general de la naturaleza que ya era conocida y llamó
a todos los babilonios a unirse a él.
Maimónides, el filósofo del siglo 12,
dijo que Abraham escribió multitud de libros e hizo un gran trabajo de
difusión para que la gente entendiera lo que él había descubierto y que
él estaba hablando específicamente acerca de una ley de la naturaleza a
la que uno no debe oponerse. Esa es la forma en que evolucionamos, sin
posibilidad de escapar de su flujo, de la tendencia natural hacia el
equilibrio, la conexión y la armonía.
En el nivel del inanimado, vegetativo, y
animado, nosotros alcanzamos de forma espontánea el equilibrio, sin
libertad de elección. Sin embargo, en el nivel hablante, esto ya no
tendrá éxito porque tenemos que participar conscientemente en la
construcción del equilibrio y de un sistema humano universal. Nos
corresponde a nosotros entender, reconocer, desear invertir esfuerzo, y
optar por tratar de organizarlo correctamente para poder avanzar.
Entonces, gracias a estos esfuerzos,
nosotros despertamos a la única fuerza universal de la naturaleza, que
es el Creador, la Luz. No importa cómo lo llamen. En respuesta a
nuestros esfuerzos, ésta nos influye y lleva a cabo la acción correcta
de conexión en nosotros. Esto es lo que Abraham le enseñó a la gente.
La historia posterior ya la conocemos.
Algunas de las personas lo escucharon y realizaron el método por un
tiempo, pero más tarde, y a pesar de todo esto, se retiraron del
proceso. Es imposible construir un sistema armónico y equilibrado si
todo el resto de la humanidad está rota. Es por eso que hemos llegado a
la situación actual, donde la crisis babilónica de la separación ha
vuelto sobre nosotros.
¿Por qué específicamente la actualidad?
Esto se debe a que la humanidad, como fue el caso, entonces, está
descubriendo que está conectada en un sistema universal. Estamos
cerrados dentro de un sistema, una sociedad, una familia, sobre la faz
de la Tierra, y todos nosotros estamos unidos unos a otros.
Hoy en día, no necesitamos pelear. Es
suficiente con cortar las conexiones con alguna nación y ella no
resistirá este aislamiento. Las armas modernas son los mismos mazos
bárbaros primitivos, en forma sofisticada. Nadie los necesita en un
sistema global mundial que es como una aldea global. Hoy en día, las
conexiones comerciales, industriales, financieras y logísticas lo
determinan todo. Si ustedes cortan estas arterias para una nación, es
como si desconectaran algún órgano del cuerpo. Es claro que no
sobrevivirá por su cuenta.
Eso también es lo que sucedió en la
antigua Babilonia en Mesopotamia, la cuna de la humanidad, cuando se
convirtió en una sociedad. Lo mismo está sucediendo hoy en día.
Los cabalistas, los estudiantes de
Abraham en todas las generaciones, hablaron sobre esto e incluso
hicieron un cálculo en una línea de tiempo de acuerdo a la ley del
desarrollo humano para comprender cuando volvería la humanidad a la
misma situación. La ley de la unificación comenzó a aclararse a finales
del siglo 19, y de acuerdo con todos, alcanzó la aclaración al final del
siglo 20. Más precisamente, los cabalistas escribieron que esto
comenzaría desde el año 1995.
Esta es la situación hoy. Cuando yo
empecé a estudiar la sabiduría de la Cabalá en 1975-76, no creí que esto
realmente sucedería. Sin embargo, en realidad, hubo una transición muy
fuerte, y de repente se hablaba de un sistema unificado, de una
humanidad unificada, de una aldea global, y de la absoluta dependencia
de los demás, y así sucesivamente.
Junto con esto, se reveló la maldad de
la naturaleza humana que muestra cuán opuestos somos unos de otros y que
no estamos listos para conectarnos de una manera correcta. Después de
todo, a pesar de las oposiciones entre nosotros sobre el nivel del
inanimado, vegetativo y animado, la fuerza universal se conecta con
nosotros de tal manera que las polaridades se transforman en un dipolo
que nos conecta y nos mantiene en equilibrio y armonía.
Sin embargo, en el nivel hablante, en
las conexiones humanas entre nosotros, depende de nosotros el despertar
en nosotros la influencia de la fuerza universal y participar en el
equilibrio entre el más y el menos, entre los dos extremos. Esto
requiere de un trabajo específico de nuestra parte.
En primer lugar, depende de nosotros el
comprender y reconocer la situación en la que nos encontramos y
continuamos, y seguir invirtiendo esfuerzos compartidos con el fin de
construir el entorno adecuado. En Cabalá, estos esfuerzos son llamados
elevar MAN, es decir hacer una petición por la conexión. A
través de esta, despertamos en nosotros la influencia de la fuerza
universal que nos conectará a toda la sociedad humana en armonía en un
solo sistema.
Este es lo correcto para el momento
histórico actual. Hoy en día, la sabiduría de la Cabalá, la ciencia que
descubrió que Abraham, ha sido abierta ante todos. Esto se debe a que
todos nosotros debemos utilizar el sistema que se ha creado y comenzar a
utilizar correctamente las condiciones que han sido creadas para la
construcción de la sociedad futura. De lo contrario, la humanidad es
susceptible de ser destruida.
Por lo tanto, los cabalistas, las
personas que están involucradas con este problema y su solución, llaman
nuestra atención hacia la verdad sobre nuestra situación y nuestro
futuro. Nos dicen que, en cualquier caso, estamos llegando a un
equilibrio colectivo. Sin embargo, si no despertamos la única fuerza de
la naturaleza que nos lleva a nuestra unificación y a la conexión
correcta entre nosotros, entonces, no obstante se revelará como la
fuerza única que nos conecta y nos reúne, pero sin nuestra inclinación y
deseo. En ese caso, tendremos que obedecer a esta ley en contra de
nuestra voluntad, y esto nos llevará a situaciones muy desagradables a
través de desastres, plagas y guerras.
Esta es una buena fuerza, porque conecta
todo el sistema en uno. Sin embargo, si nos oponemos a esto, entonces
despertamos sobre nosotros mismos la influencia de las fuerzas que
actúan sobre nosotros como desastres.
Los cabalistas tratar de llevarle este
conocimiento a toda la humanidad y de enseñarle cómo llegar a la
correcta comprensión de la conexión, que despierta en nosotros una
atracción hacia ella, y de acuerdo con nuestro anhelo, estimular el
descubrimiento de la fuerza sin despertar desastres. Como una necesidad,
nos acercaremos al estado singular integral correcto y avanzaremos de
la mejor, más agradable y deseable manera. Tal esfuerzo es lo que se
requiere de nosotros.
Los problemas más difíciles hoy en día
están descubriéndose en la sociedad humana, a pesar de todo lo bueno que
existe en el mundo. El progreso científico y tecnológico ha llegado a
su punto más alto, pero ellos no se atreven a mostrarle esta tecnología
moderna a la humanidad. De lo contrario, la gente no necesitará trabajar
ni habrá necesidad alguna de invertir esfuerzo.
En esencia, ya hemos ido hacia un nuevo
nivel de desarrollo, pero todavía no estamos listos para realizarla,
debido a nuestra falta de adecuación. Tenemos las herramientas en
nuestras manos, pero no estamos dispuestos a integrarlas correctamente
al nuevo nivel, porque nuestro enfoque no es integral, es decir, nuestra
estructura interna no es integral. Por el contrario, somos egoístas, y
nuestra tendencia es a ser distantes entre nosotros y no conectarnos en
armonía.
Como resultado de esto, miramos con
miedo al estado futuro de la humanidad unida, y no sabemos qué hacer con
siete mil millones de seres humanos que no trabajarán. No tenemos
ningún concepto de otra forma de existencia ni de una conexión diferente
entre nosotros mientras nos elevamos a otro nivel de percepción, a una
vida y forma de vida diferentes.
Hay una multitud de sorpresas escondidas
detrás de la nueva situación, pero todavía no estamos listos para
digerirlas porque nuestra percepción no es integral.
Lo más importante en el sistema integral
es renunciar a la visión individualista del yo contra el mundo. En
lugar de esta, yo debo adquirir una percepción integral y ver una imagen
completa, en la que todos estamos conectados y nos complementamos unos a
otros. Sólo entonces puedo descubrir el estado futuro en el que debe
existir la humanidad, y entonces entiendo y siento esta esperada vida en
un momento propicio.
Nos corresponde a nosotros alcanzar esta percepción, y esto es lo que nos enseña la sabiduría de la Cabalá.