La inclinación al mal es un “ángel” que
lleva a cabo de manera correcta su labor. Esta nos muestra
constantemente cuan débiles somos y que no estamos dispuesto a nada y de
esta manera nos obliga a recurrir a la Luz que Reforma. Y entonces
recibimos una fuerza desde arriba que lleva a cabo lo que es necesario.
Por lo tanto, si el ego no nos mostrara nuestra incapacidad completa, estaríamos de acuerdo con lo que tenemos y nunca nos volveríamos hacia la Luz. La inclinación al mal
no es la suma de las malas tendencias; esta despierta en mí no
desesperación debido a la falla en estas u otras cosas porque soy un
egoísta. La inclinación al mal es una fuerza única que permanece en
contra de la Luz y apunta hacia ella por medio de su oposición: “Aquí
esto es lo que ustedes necesitan”. De tal manera que, la oscuridad nos
despierta a la búsqueda de la Luz, a despertar el amanecer. No es solo
el ego con sus pasiones y deseos constantes: celos, lujuria, honor,
control, y así sucesivamente. No, por el contrario, la inclinación al
mal es la “mala” tendencia, gracias a la cual nosotros sentimos la
necesidad de ayuda de lo Alto. Así que esto está diciendo que también es
esencialmente buena.
Pregunta: Pero a veces usted habla como si tuviéramos el poder para avanzar
Dr: Laitman
Si no perdieran estos poderes, ustedes no se darían cuenta de que tiene
que pedir ayuda. Aquí no basta con saber que sólo ustedes son
impotentes, también deben tener la experiencia. Miren a un niño: Sin
importar cuántas veces ustedes le expliquen algo, él tiene que
intentarlo todo por sí mismo y no sólo una vez. Él no cree en las
palabras de ustedes: “¿Para qué necesitas hacer esto si ni siquiera
tienes éxito?” No, él tiene que ir a través de todo por su cuenta.
Pregunta: Pero a pesar de todo esto, ¿no es terrible que tengamos que perder todo ese tiempo?
Dr: Laitman Es por eso exactamente que lo necesitamos. Ustedes ven, al tratar de actuar de manera independiente están corrigiendo los Kelim,
sus deseos. De vez en cuando, cuando ustedes alcanzan la desesperación,
ustedes los están purificando y organizando. Es comprensible que deseen
saltar inmediatamente a la corrección final, pero deben aprender primero un poco. Todas las Luces y todos los Kelim,
vasijas, descendieron del perfecto mundo del Infinito a un estado
absolutamente imperfecto y roto. Así se creó un sistema, a partir de la
oposición entre la Luz y la vasija, ustedes no pueden mejorar la
secuencia ya establecida. Después de todo, no hay nada superfluo o
periférico aquí. La Luz otorga en una forma absoluta, la vasija recibe
en una forma absoluta y nosotros construimos la conexión adecuada entre
ellas. Esto no es algo arbitrario ni es el capricho de alguien; es la
consecuencia inevitable de las condiciones que fueron establecidas
originalmente. Entre los dos deseos, el de otorgamiento
y el de recepción, no puede crearse ningún otro sistema de relaciones
diferente del que está en los mundos de Adam Kadmon y ABYA.
Simplemente no puede haberlo. Aquí trabajan leyes absolutas; así que no
hay razón para lamentar la “pérdida de tiempo”. Ustedes no pueden
saltar al infinito de una sola vez. Tienen que pasar por todas las
etapas; de lo contrario, el deseo de recibir no tendrá éxito en la
adquisición de la intención de otorgar. En el camino hacia la corrección final,
ustedes requieren cada vez más del Creador, de la Luz. Llámenlo como
quieran, pero sólo hay una fuerza que actúa en la realidad. Y dentro de
su gran deseo de recibir, hay un pequeño punto. Es necesario entender
dónde se encuentra, identificar su deseo y volvernos hacia la Luz
Circundante (Ohr Makif – OM) con una petición de que todas las
partes de este deseo sean corregidas. No hay nada además de esto. Todo
nuestro trabajo se basa en lo siguiente: que desde este punto de nuestro
deseo nos volvamos hacia la Luz. Sin embargo, esta variedad de pruebas e
intentos son necesarios. Ustedes ven que están trabajando con el ego,
una fuerza que quiere establecer su dominio y no va a permitir que nos
volvamos hacia el Creador. Por el contrario, el Creador está oculto
según la medida en que ustedes se establezcan; nosotros debemos decidir:
“O Él o yo”. Por lo tanto, (1), primero tenemos que hacer la primera restricción (Tzimtzum Alef – TA)
en nuestro ego. Esto no quiere decir que nosotros lo destruimos; sólo
reconocemos que con su ayuda, a uno no se le permite alcanzar el
otorgamiento. Ustedes no quieren utilizar el ego, incluso si así lo
desea. Así que hacen que éste se “atrofie”. Después de eso, (2) ustedes se vuelven hacia Bina,
quieren que la fuerza de otorgamiento gobierne en ustedes. Esto les
lleva a un descubrimiento particular (3). Es cierto que sólo descubren
la Luz de Jassadim, pero esto ya es algo. Así ustedes quitan
gradualmente las cubiertas, el ocultamiento, de ustedes mismos.
Imaginen esto a partir de un ejemplo.
Hay dos personas frente a ustedes: un hombre joven que es enérgico,
inteligente, guapo, cuyos logros son evidentes y yo. Junto a él, es
como si yo me disipara, me esfumara del campo de visión de ustedes. Por
lo tanto, todo su trabajo ahora es mover el foco del uno al otro. El me
opaca, me cubre y me oculta. Esto significa que ustedes deben “anularlo”
de sus ojos. De esta manera ustedes lo “restringen” a él y luego
comienzan a reemplazarlo por mí. Resulta que yo soy una persona digna
algo; soy importante para ustedes y entonces están dispuestos a entrar
bajo mi autoridad, en vez de entrar bajo la autoridad de él. Por lo tanto, son necesarias muchas
acciones, pasos en el camino para llevarlos a ustedes a la revelación.
Nada se hace por sí mismo. Desde el principio, ustedes están bajo la
autoridad del deseo egoísta y necesitan pasar a la autoridad del deseo
altruista. Ustedes ven, su deseo no puede permanecer “sin estar asociado
a algo”; debe dominarlo la intención de recibir o bien la intención de
otorgar. Y esta transición requiere cierto tiempo.