La vergüenza es por el hecho de no ser capaz de volverme hacia el
otorgamiento y de estar temeroso de atar cada estado que atravieso con
Aquel que otorga. Cuando yo me elevo después de un
descenso desde la sensación del mal y desde esa altura de examino el
estado anterior, veo que éste no fue malo. Entiendo que el descenso fue
la preparación para el ascenso actual. Yo comienzo a amar y a valorar el estado anterior y a estar agradecido por ello, puesto que sin ese descenso, yo no sería capaz de ascender ahora. Esto me permite valorar mi ascenso aún
más dado que éste viene a corregir los defectos anteriores. Por lo
tanto, yo corrijo este ascenso por medio de mi nueva actitud hacia él y
aprendo de esta experiencia para el futuro. Ahora, yo sé que tengo que
prepararme para el siguiente estado, para el descenso que viene, con
ellos seré capaz de controlar todo lo que pueda y de trabajar por encima
de la razón. Hay muy pocas oportunidades de trabajar
por encima de la razón en un estado de ascenso, pero el descenso nos
ayuda aquí. Los descensos son en realidad los estados más útiles, no los
ascensos. El trabajo de la persona es estar
agradecida por el pasado y por lo tanto prepararse para el futuro.
Siempre debemos decir que todo lo que ha ocurrido hasta ahora, ya sea un
conflicto con los amigos o lo que sea, lo hizo el Creador y que no
existe nadie además de Él. Deben agregar todos estos estados a la
revelación del Creador hacia ustedes ya sea en la forma de su parte
“posterior” si se trata de un descenso, o en la forma de su “rostro” si
se trata de un ascenso. En el futuro, nosotros tenemos que estar
preparados para cualquier cosa que suceda. Esto se llama devoción
total. Para esto nos preparamos en el grupo, al invertir nuestros
esfuerzos en ello en garantía y ayuda mutua, los cuales finalmente regresarán a la persona misma. Todo depende de nuestra preparación. Si
nos sentamos de brazos cruzados y no hacemos nada, escasamente
sentiremos descensos y ascensos, sino sólo cambios leves en nuestro
estado de ánimo. Sin embargo, si nos preparamos en la conexión con los
amigos, entonces seremos capaces de manejar el ritmo de nuestro avance y
de ver todos nuestros estados avanzados de manera positiva: tanto los
ascensos como los descensos. Es más difícil que nos relacionemos
decisivamente con un ascenso que con un descenso. De hecho, cuando
estamos en un ascenso, nosotros estamos bajo la influencia del placer
que nos llena totalmente y que no nos permiten aclarar el estado en que
nos encontramos y controlar los deseos.
Durante un descenso, sin embargo, es el
deseo de ustedes el que los obliga a buscar ayuda e incluso la
salvación. Por lo tanto, como está escrito, “El Faraón ha acercado más a los hijos de Israel a nuestro Padre que está en los Cielos“.
Los deseos que se revelan durante un descenso, en el exilio, en el
sufrimiento y en la sensación de mal, son los que traen a la persona
hacia la meta, mientras que los ascensos en realidad no nos ayudan a
avanzar.
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