
Del artículo de Rabash: “La contradicción de los viejos, es una construcción, la construcción de los jóvenes, es una contradicción”. “Los viejos” son aquellos quienes están acostumbrados al trabajo de Dios, “Jóvenes” son aquellos quienes están comenzando su trabajo. Una contradicción es un descenso o caída, que significa que primero hubo un ascenso en el trabajo el cual se considera una construcción, es decir que ellos consideraron los ascensos, pero la contradicción es cuando ellos sintieron la caída, que viene del ocultamiento del Creador, es decir que el Creador se oculta a Sí mismo de ellos y esto es llamado una contradicción. La contradicción del viejo es cuando ellos dicen que el Creador les envío el ocultamiento, entonces resulta que ellos ya están en construcción, ya que creyeron que el Creador está cuidando de ellos y que por eso ellos reciben sustento. “Los viejos” son aquellos que ya están acostumbrados al trabajo espiritual y ellos saben cómo interpretar cada estado, cómo alcanzarlo y cómo hacerlo beneficioso. Así que incluso su “contradicción” es construcción. Esto se debe a que ellos no olvidan y se sostienen de la intención de que todo viene del Creador, aun el descenso. Entonces, es durante los descensos, al permanecer fieles, al sostenerse de su fe, en la intención de para otorgar aun durante los descensos, que ellos construyen los ascensos. El descenso mismo se vuelve un ascenso. El ascenso no viene después del descenso, sino es el mismo descenso si la persona se lo atribuye al Creador, a la meta de la creación y entiende que ella lo siente en los deseos de recibir y le añade la intención correcta a esto: El descenso mismo viene de un ascenso. La persona inmediatamente se eleva del descenso que se siente en el deseo egoísta, por medio de la revelación de la vasija corrupta. Entonces ella deja de moverse hacia arriba y hacia abajo en una ola de ascensos y descensos. Ella está siempre feliz de los descensos, porque no es después de que terminan, sino durante ellos que ella se adhiere al Creador. Entonces la contradicción que el viejo siente va hacia la construcción de ellos, puesto que de esto, ellos construyen una adhesión más intensa con el Creador. “Los jóvenes” son aquellos que aun no tienen poder, no tienen suficiente soporte del entorno que pueda estabilizarlos, que les permita voltear del descenso hacia el ascenso, en adhesión. Así que ellos aun comienzan a usar sus ascensos de manera egoísta y disfrutando de la buena sensación, olvidando así la intención. Entonces el ascenso se vuelve un descenso y la construcción se vuelve destrucción. El estado es determinado por la intención de la persona.