Dr. Laitman: ¿Realmente se contradicen entre sí estas explicaciones? “Egipto” (Mitzrayim) simboliza el hecho de permanecer dentro de una naturaleza maligna (Yetzer-Ra),
estar en el exilio aceptando obedecer a la autoridad de Faraón que
gobierna sobre nuestros deseos egoístas. Fue el Creador quien hizo el
egoísmo. Es por eso que Él sigue diciendo: “¡Yo endurecí el corazón de
Faraón!”. Más tarde, salimos de la “jurisdicción” de Faraón, al iniciar el proceso de autocorrección. La festividad de Sucot es
un símbolo. Lo único que describe la Torá son los métodos de auto
mejoramiento en el corazón; no se trata de acontecimientos históricos.
Hoy en día, debemos poner en práctica esta historia. Cada festividad judía, así como
cualquier evento mencionado en la Torá, denota ascensos y descensos de
la fuerza de otorgamiento y amor, o diversas desviaciones de la
observación de las instrucciones contenidas en la Torá. Toda la Torá
está basada en la ley de “amar a nuestro prójimo como a nosotros
mismos”. Llegar a este tipo de amor es posible únicamente mediante la
corrección de nuestros egos. Es viable sólo con la ayuda de la Torá, la
Luz Retornante. Eso es lo que estamos tratando de lograr.
Pregunta: ¿Por qué la gente se sienta en una “cabaña” especial llamada Sucá durante esta festividad?
Dr. Laitman: El tamaño de la Sucá
corresponde con exactitud a las dimensiones del alma. Sólo en el
interior del alma pueden calcularse los deseos y las Luces. En la Sucá, utilizamos “amas” (codos, anas) como unidades de medida. Esto explica el por qué hay requisitos rígidos para construir una Sucá. Debemos observar las reglas de cómo deben ser las paredes de la Sucá. Hacemos el techo de la Sucá de los “desperdicios del granero y el lagar”, etc. Todos estos requisitos surgen de las
raíces espirituales. Ellos nos hablan acerca de una combinación especial
de fuerzas de recepción y otorgamiento que son esenciales para nuestra
alma (el deseo de recibir) en su búsqueda por volverse similar al
Creador. El alma funciona tanto en los deseos de recepción como en los
de dar, de la misma forma que el corazón y los pulmones se contraen y se
expanden constantemente. La Sucá debe ser construida en correspondencia exacta con las partes del alma: diez Sefirot de la Luz Directa y diez Sefirot
de la Luz Reflejada. Es por eso que no puede tener más de 20 amas. Hay
normas estrictas que regulan el momento en que debe construirse una Sucá y qué materiales son adecuados para ello, es decir, lo suficientemente “puros” (orientado al otorgamiento) para construirla. Un alma es un deseo que está totalmente
centrado en el otorgamiento a nuestro prójimo, es decir; se trata de una
estructura que es totalmente opuesta a la inclinación al mal, a nuestra
naturaleza verdadera. A menos que comencemos la auto corrección, no
tenemos alma.
La Sucá simboliza el alma, es
decir, el deseo corregido. Está dirigida a amar a nuestro prójimo. Es
por eso que mientras se construye una Sucá, tenemos que tener
en cuenta muchas condiciones. Hay 613 deseos en el alma: 248 deseos de
otorgamiento y 365 deseos de recibir en aras de dar. Todos estos deseos
están dentro de nosotros y tenemos que empezar a corregirlos.
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