Deja de insinuarte

Sin importar lo que pase en mi vida, yo debo entender que todo proviene de la fuerza superior que indudablemente lo controla todo. Pero hasta ahora ella no se me ha revelado de esa manera, sino en ocultamiento y por eso sufro. El Creador es bueno y benévolo, pero Él se me ha revelado después de pasar  a través de un “filtro” que convierte todo lo bueno en algo malo y desagradable. Yo llamo al espesor de este “filtro” “ocultamiento simple”. Además, el Creador puede colocar otro “filtro” y enviarme a un “doble ocultamiento”, el cual es mucho peor. Entonces, ¿cómo puedo deshacerme del velo que convierte la bondad del Creador en mal? Para esto yo pido: “¡Corrígeme! Pero no para deshacerme de los sentimientos desagradables, por el contrario, estos me ayudan y me estimulan. Sin ellos, yo no podría siquiera pensar en otra cosa. Ellos me centran en Ti, en la fuente de algo que parece malo. Por lo tanto, estoy pidiendo ayuda para no sentir que algo malo se deriva de Ti. Yo no quiero estar detrás del “filtro”, sino frente a él, en contacto directo contigo. No con el fin de sentirme bien, sino para conocerte mejor. Quiero bendecirte, pero ahora, dado que no tengo otra opción, yo te maldigo. Mi cuerpo grita debido a esto: “Yo me siento mal y maldigo la fuente del mal. Pero Tú me diste la sensación de que el mal proviene de Ti. Tú estás jugando conmigo y usas para ello insinuaciones, revelas a medias y te ocultas a medias. Pero yo no quiero maldecirte a Ti nunca más”.

Pregunta: ¿Dónde está el grupo aquí? Yo también puedo pedir por todo esto sin el grupo.

Rav: Inténtalo. Si tú comienzas, estarás confuso y descubrirás que la verdadera plegaria sólo es posible en el grupo. Allí se te protege de cometer errores; allí te diriges realmente al Creador por la corrección, a pesar de tus buenos y malos deseos. Finalmente, el grupo te permite ver con claridad qué pedir, qué es lo que realmente quieres y a quién quieres recurrir en realidad. Esa es toda la idea.