Durante la convención yo siento que el grupo es una pequeña parte de algo grande ¿Cómo podemos continuar con este fuego también en la diseminación? ¿Cómo hacemos para no olvidar que existe un grupo y que hay algo enorme detrás de éste, que es la unidad de los amigos que llena de significado nuestro trabajo?
Rav: Durante la convención
nosotros sentimos una gran fuerza; observamos las pantallas y vemos a los amigos
de todo el mundo. Con nosotros hay cientos de grupos y miles de personas
sentadas solas que ni siquiera conocemos. Por supuesto, esto nos permite sentir
algo, pero tenemos que tratar de recibir el combustible de algo más, de hacer
avanzar a la humanidad hacia la revelación. En realidad tú estás preguntando cómo podemos
recibir combustible. Por supuesto, es la impresión de un gran grupo lo que
primero nos trae combustible; aquí todos me conocen y me impulsan; todos ven lo
que hago y juntos queremos cambiar al mundo. En pocas palabras, es el poder del egoísmo
el que está activo aquí. Pero más tarde, la escala de valores cambia en
nosotros. Tú te esforzaste, actuaste, incluso de forma egoísta, al querer traer
tus creencias, puntos de vista del mundo entero y de pronto descubres que te
has quedado sin combustible. Así es como cambian las Reshimot
(reminiscencias). Esto se debe a que no hay nada que pueda cambiar excepto
eso. Nuestra Reshimo es el único parámetro cambiante, el único factor
que cambia. Y aquí cambia con el fin de permitir que trabajes de una manera no
egoísta, al no querer imponerle tu opinión al mundo, ni probar que estás en lo
correcto y tomar el timón. La próxima Reshimo te permite pensar de
forma más altruista: “La piedra angular no es nosotros, ni yo. Que nadie
sepa, ni siquiera yo mismo, si logro algún resultado”. Este enfoque ya está más
cercano a la
espiritualidad y esa es la manera en que se te hace avanzar hacia adelante
desde Arriba. Aquí se necesita un apoyo más intensivo del
grupo. Si te conectas más fuertemente con los amigos, sentirás que tienes
poderes más puros que antes, “realmente no me importa si mi trabajo rinde fruto.
Justo como los deportistas, yo no necesito ver los resultados. Quiero cerrar mis
ojos y actuar sólo en una dirección, sin revisar el “buzón de entrada”. No me
importa a quién he influido y hasta qué grado ha cambiado. Siento que puedo
traer algo al mundo, estrecho mi conexión con los amigos y me muevo hacia
afuera, no hay nada en respuesta”. ¿Entonces de dónde puedes obtener la energía?
Después de todo, en una situación como esta, la persona permanece como una
maquina sin combustible. No tiene la fuerza que la dirige; necesita alguna
respuesta. Aquí comienza a demandar internamente: “¡Tengo que verme yo mismo
dentro de la fuerza de otorgamiento!” Es como cambiar una maquinaria
convencional por una maquinaria eléctrica, cambiando de gasolina a electricidad,
a otra forma de energía. Esto es lo que exiges, “¡El deseo de otorgar debe
revelárseme! ¡Si no puedo trabajar dentro de mi deseo de recibir, necesito el
deseo de otorgar!”
Entonces lo obtendrás.
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