Basta con mirar la lista de las obras de arte basadas en las citas del
“Cantar de los Cantares” para entender el grado de influencia de este
libro sobre las emociones y la imaginación de las personas desde el
momento en que fue escrito hasta nuestros días. Inmediatamente surge la
pregunta, ¿para quien fue escrito este maravilloso canto?
Dr. Laitman: Fue escrito para la persona que ya siente que toda la vida, toda la naturaleza
son amor y la regla general, “ amarás a tu prójimo como a ti mismo”,
es la fuerza general que gobierna el mundo. Este habla de un hombre que
en su desarrollo ya ha alcanzado un entendimiento, conciencia de que la
bondad le rodea, que toda la realidad ha sido dispuesta y construida
desde el principio de acuerdo a la meta final, alcanzar la plenitud.
La plenitud no actúa bajo la influencia
de las hormonas y de llamarle “amor” a esto, como si se tratara algo de
mi experiencia de la sensación de placer por algo y yo dijera que me
encanta. Por ejemplo, yo amo el pescado. Pero no podemos amar a un pez
sino solo comérnoslo. Si la persona entiende que ella ama con su
esencia, es decir, con la inclinación al mal, entonces este es el amor
natural, terrenal.
A través de este amor ella destruye el
mundo, puesto que se aproxima a lo que es bueno para ella y rechaza lo
que es malo para ella. De este modo, no se eleva por encima de su deseo
egoísta. De ello se deduce que nuestro amor no vale nada desde el
principio.
La persona debe elevarse a un amor completamente diferente: a la conexión.
Debe conectarse con todos, con la sustancia del inanimado, vegetativo,
animado y de los seres humanos por encima de sus actitudes naturales.
Si me vuelvo así hacia el mundo, lo cual es amor por completo, entonces
significa que participo en los deseos y sufrimientos generales. Siento
lo que es imprescindible, necesario para todos, quiero llenar y
completar esto: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
A esto se le llama “amor”, no al
anhelo de disfrutar del mundo que nos rodea y en consecuencia determinar
qué es lo que me agrada y qué no. Yo me separo de este amor natural, me
elevo por encima de él y empiezo a amarlos a todos, porque de acuerdo a
la ley general de la naturaleza, yo debo estar conectado con todos.
Esto se logra con la ayuda de una educación única, en el trascurso de lo
cual empiezo a entender y a tomar conciencia de que todo está
conectado, es interdependiente, que hay un destino para todos,
nosotros lo guiamos.
Si yo alcanzo una relación de este tipo
con la naturaleza, entonces veo que en realidad la fuerza del amor está
actuando en todo. “Cantar de los Cantares”, comienza de esta: “Que
me bese con los besos de su boca” (Cantar de los Cantares 1: 2), es
decir que yo ya estoy conectado con toda la naturaleza y empiezo a
investigar cómo seguir desarrollando mi relación de amor.
En otras palabras, una “canción” desde
el principio me eleva a un nivel muy alto. Entiendo que debo llenar y
completar la creación en la que existimos los seres humanos en
oposición: “la imaginación del corazón del hombre es mala desde su
juventud” (Génesis 8:21). Esto significa que en vez de explotar el mundo
que existe por fuera de mí, yo tengo que conectarme con él y
completarlo de tal forma que sea bueno para él.
Esto quiere decir que el amor se expresa
en mi deseo de que las cosas salgan bien para todos. Esa es la forma en
que nos relacionamos con los niños, pensamos constantemente qué más
podemos añadirle a nuestra preocupación por ellos, pensamos en llenarlos
y en la creación de un buen estado de ánimo. Esta es la expresión del
amor. Yo no disfruto algún objeto, como ocurre en general en nuestra
vida; más bien, disfruto porque es bueno para él. Desde el momento en
que me dirijo hacia esto, comienza la historia.
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