A fin de construir los grados espirituales, necesito agregar la materia del deseo una y otra vez. La altura de cada nuevo grado corresponde a la pesadez de mi estado actual en el cual es revelado el mal del egoísmo. Esto sucede en todos los estados en el camino espiritual. Con el fin de elevarme, me es dado ego adicional y entonces siento el mal. Posteriormente, con la ayuda del entorno, reconozco el mal y gradualmente comprendo el hecho de que esto no ocurre incidentalmente. Entonces trato de relacionarlo con la meta: Esto viene del Creador quien es bueno, y es para mi propio beneficio. Más tarde, empiezo a conectar mi estado al otorgamiento, lo que significa que elevo otorgamiento por encima de la recepción. Entonces gradualmente construyo un vector, una actitud, desde este mal. Elevo la importancia del otorgamiento y la unificación por encima del deseo de recibir. Por lo tanto, habiendo formado esta actitud, me elevo al grado siguiente. Me quedo en el nuevo grado sólo por un segundo, después de lo cual todo desaparece. Si durante este segundo no encuentro el próximo deseo de recibir en mí, de inmediato, descenderé. El ejemplo más cruel, pero más preciso es el placer sexual. Tan pronto como termina, me quedo completamente vacío y necesito empezar algo nuevo. Por lo tanto, cuando me elevo a un grado de amor y otorgamiento que deseo en gran medida, al instante necesito revelar un nuevo deseo egoísta. Este debe ser revelado con el fin de que yo me eleve al siguiente grado Este deseo ya me ha sido inculcado en la forma de las Reshimót (registros de información), sólo tengo que trabajar con ellas. De lo contrario, serán reveladas después de un largo período de tiempo, después de unos meses, por ejemplo. Sin embargo, las busco ahora, en la oscuridad. Después de todo, la ausencia de cambios es “la noche” para mí. Incluso el mejor estado posible se vuelve la noche si no es renovado. Por lo tanto, constantemente necesitamos adelantarnos a los acontecimientos: En vez de mantener la velocidad, necesitamos acelerarla. Así que busco mi nuevo deseo, incluso uno más egoísta. Yo no lo “invento”, lo busco. Y cuando lo encuentro, repito las mismas etapas de trabajo. Trabajo en “la novia”, hasta que yo la corrija completamente y llegue a la “cena festiva del novio”. El método es simple: yo elevo el otorgamiento por encima de la recepción al trabajar en la fe por encima de la razón.
Cada nuevo grado “arruina” el anterior, convirtiendo la fe en egoísmo, y empiezo el ascenso de nuevo. Mientras tanto, me parece que he perdido todo lo que he logrado, pero la verdad es corrijo una nueva porción de egoísmo, de acuerdo con el principio de los grados pasados: “Kéter del inferior se convierte en Máljut del superior”.
Cada nuevo grado “arruina” el anterior, convirtiendo la fe en egoísmo, y empiezo el ascenso de nuevo. Mientras tanto, me parece que he perdido todo lo que he logrado, pero la verdad es corrijo una nueva porción de egoísmo, de acuerdo con el principio de los grados pasados: “Kéter del inferior se convierte en Máljut del superior”.
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