El centro del grupo es el centro de nuestra realidad, el mayor punto espiritual. La realidad no existe por sí misma, sino que existe en relación a la persona que la alcanza. Sólo es posible alcanzar la realidad en el centro del grupo donde yo anulo mi ego y lo conecto con los otros en igualdad, para que se estabilice dentro de mí. Al mismo tiempo, cambio a propósito la relación entre nosotros, algunas veces me someto ante los amigos al verlos como los más grandes en la generación y otras veces me elevo por encima de ellos con el fin de otorgar algo de mí mismo. Eventualmente, al ver al grupo unas veces desde arriba y unas veces desde abajo, encuentro una actitud de igualdad hacia este. Esta igualdad no existe al principio; es un resultado de mi esfuerzo. Por una parte, yo anhelo tanto como puedo el estar por encima de los amigos con el fin de ayudarles, pero por otra parte, me coloco por debajo de ellos con el fin de vivir y ser el que recibe a través de ellos. Mediante esos dos polos, de pronto descubro qué significa ser igual, aun cuando no me dirigía antes hacia esto y no veía este punto. Me veo a mí mismo en Ein Sof (Infinito) más elevado que todos los demás (+∞) y al mismo tiempo en Ein Sof más bajo que los amigos (–∞); de pronto encuentro el centro del grupo donde todos son iguales y descubro que en realidad esto existe. Mi vida corporal queda atrás y sólo permanece la devoción, la garantía mutua, la adhesión con todos. Siento que convoco cada vez más la Luz que Reforma, la Luz Circundante, que llena la totalidad del “espacio” de mis atributos. Al descubrir más poderes, más cuidados del exterior, siento que estoy siendo estabilizado y esto es el centro del grupo.
En el centro del grupo, realmente descubro al grupo, a los amigos, y no importa qué descubren ellos, en mi realidad todo es completamente certero. Esto es debido a que el mundo de Ein Sof ya existe y el descenso a este mundo sólo es para construir los peldaños de la escalera de la revelación espiritual, el reconocimiento, el entendimiento y la sensación en nosotros. Cuando esos peldaños aparecen en la persona y ella comienza a escalarlos, ella no depende de nadie: Todos están en Gmar Tikkun (el final de la corrección). Yo estoy frente al lugar donde existe la Luz de Ein Sof y todo depende de mí, todo y toda la realidad está en mí, y ahí descubro la verdad. Pero esta verdad depende de mi propia inversión, de mi lealtad al grupo, al maestro, a las fuentes y necesito revelar esto en la práctica. No existe nada aparte del centro del grupo. Descubro que este debe convertirse en el centro de todo el mundo, en el lugar donde se reúnen todas las almas, todas las corrupciones y todas las correcciones. Esta es Maljut de Ein Sof con todo lo que va a colectar y a reunir en ella. En otras palabras, cuando la persona se consagra a Maljut de Ein Sof, a la Divinidad, al querer ser una parte inseparable de esta, ella misma se vuelve Maljut de Ein Sof y mediante eso la conecta con las primeras nueve Sefirot, es decir con todos los mundos hasta Ein Sof y así avanzamos.
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