Ese pensamiento único descendió en cascada, creó
todos los muchos mundos, las creaciones y sus conductas, como se
explica en “El Árbol de la Vida” en el Tikkunei Zóhar. “Pensamiento” es la fuerza que desciende, actúa en su derivado. El poder del pensamiento forma la “materia” del
deseo y entonces actúa en ella, se imprime a sí misma en diversas
formas. El deseo acepta estas “impresiones” cambia en consecuencia. El material del deseo pasa
inevitablemente por una serie de cambios en los que nosotros sentimos
que ellas provienen de un cierto pensamiento. Así, el pensamiento entra
en el deseo, la mente entra en el corazón. Entonces el deseo piensa:
“¿Qué quiero? ¿Por qué? ¿Qué me motiva?”. Al entrar en el deseo, el pensamiento lo
“corrompe”, lo cambia, hasta que éste se hace consciente: “Ese soy yo, y
existe un pensamiento precedente que me creó y que me cambia. Esto
significa que es mejor que me una a él. Que yo tenga mi pensamiento a
través del cual puedo controlar el deseo, regularlo, en vez de que el
controle mis cálculos. “De hecho, mientras el deseo domina, nuestra vida
está determinada por las necesidades del cuerpo, entonces, ¿es mejor no
confiarle el manejo a la cabeza, a la mente? Los cabalistas descubrieron eso hace
casi seis mil años, entonces, durante los tres períodos de dos mil años
cada uno, las Luces entraban en las vasijas, el pensamiento entraba en
el deseo. Hoy, toda la humanidad, el deseo común de todos descubre y
realiza el resultado de este proceso: “¿Qué nos está pasando?” La
situación es mala; sufrimos, vivimos en una mentira, sin saber las
razones, sin encontrar soluciones. ¿Por qué?. Por lo tanto, el pensamiento inspecciona
el deseo y los estados, “este es culpable de lo que está sucediendo. Al
parecer, tenemos que manejarlo de manera diferente”. Gradualmente,
estamos acercándonos al punto de esta solución: ¿Es el pensamiento el
que maneja el deseo o es el deseo el que maneja el pensamiento? Esta es
nuestra elección.
Pregunta:
Sin embargo, el pensamiento y el deseo inherentes en nosotros son
opuestos al Creador. Nuestros pensamientos son opuestos al plan de la
creación.
Dr: Laitman
Es verdad, de lo contrario no seríamos capaces de conocerlo a Él.
Nosotros debemos conocer la verdad, y esto sólo es posible a partir de
la mentira. Todo está concebido sólo desde su opuesto. Necesitamos lo
amargo para conocer dulce y la oscuridad para conocer la luz porque la
oscuridad es opuesta a la luz; de lo contrario ustedes no podrían
reconocer nada. Necesitan un punto de medición que se encuentre por
fuera de las propiedades medidas, un punto de referencia contrario a los
cálculos que se realizan. Nosotros somos las vasijas, los deseos,
sólo de esta manera podemos medir, sentir y entender algo al comparar
los dos opuestos. El Creador está unido y nosotros no. Necesitamos una
comparación; de lo contrario, parece que flotáramos en un vacío
desprovisto de algún punto de referencia, sin un sentido de dirección. Además, si fuéramos puestos en un
líquido especial con condiciones especiales, con la misma gravedad de
nuestro cuerpo, entonces dejaríamos de sentirla. Lo mismo puede hacerse con nuestra
conciencia y si ella está libre de orientaciones polares, entonces
perdemos el sentido de nuestro yo, de nuestra existencia, porque no
somos capaces de sentir los opuestos. Así que, como seres creados, podemos
medirnos y evaluarnos a nosotros mismos sólo por contraste. En la Cabalá
se nos dice que la ventaja de la luz la conocemos a partir de la
oscuridad. Por lo tanto, ustedes no alcanzarán la perfección si no han
atravesado todos los problemas del mundo, si no han pasado por su
“inframundo”, por el lado opuesto al “Jardín del Edén”. Pero pueden
conocer este “reino de las tinieblas” como un hombre sabio, que aún en
la oscuridad, ve surgir el amanecer. Sin embargo, surge la pregunta: si hoy
veo la perfección de lejos, pero no la siento en mis vasijas, entonces,
¿qué pasará mañana? Yo no acepto “ver el paraíso a través de
binoculares”, quiero entrar por sus puertas. Es por eso que existe la necesidad de la
ruptura y su posterior corrección. Es suficiente con que consideremos
levemente la brecha entre nosotros y luego el resto lo obtendremos del
grupo en su forma terminada.
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