
1-Lo deseamos con todas nuestras fuerzas. Y- 2. No logramos salir al mundo espiritual.
Entonces es cuando comenzamos a entender y captar que únicamente el Creador puede ayudarnos. La primera y maravillosa decepción la recibimos en esta última convención. Este es un logro muy grande. Ahora podremos entender lo que recibimos, y así intensificar todo el tiempo nuestra sensación al pensar en ella. El pensamiento refuerza el deseo, realza todos sus componentes, que gracias a ellos podemos avanzar hacia adelante sin más problemas, al intentar una y otra vez de revelar el estado en el que estuvimos. Esto es suficiente. Así crearemos una demanda hacia el Creador, ya que no hay nadie más que Él y sólo Él puede ayudarnos a estabilizarnos frente a Faraón. Adicionalmente, entenderemos que el Creador obra en dos direcciones. Ya que Faraón es también el Creador, solo que del lado opuesto. En la Torá está escrito: “Entra a la presencia de Faraón, porque yo he endurecido su corazón”. El Creador nos advierte de antemano: “Yo obstruyo tu camino. ¿Deseas abrirte camino? – recurre a Mí, por favor, porque Yo fui quien te arreglé este obstáculo y con mi ayuda lo superarás”. Sobre esto es que se ha escrito: “Mis hijos me han derrotado”. No hay nadie fuera del Creador y para entender esto y exigirle Su ayuda, necesitamos esfuerzos comunes dirigidos a una meta: cómo golpear a Faraón, junto al Creador y nacer hacia la Luz.
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