Desde los tiempos de la Antigua Babilonia, hay personas que pertenecen a Isra-El, esto es, que tienen un deseo por el Creador. Su número ha ido creciendo a lo largo de la historia, porque sus almas se están incorporando unas a las otras. Es debido a esto que existen tantas personas ahora que buscan la redención espiritual, es decir, el deseo de abandonar el atributo de la recepción egoísta y alcanzar el otorgamiento. Hay una lucha interna dentro de cada uno de nosotros, entre el deseo de Isra-El que se esfuerza por alcanzar el amor y el otorgamiento y todos nuestros otros deseos que aún no quieren escuchar sobre el otorgamiento y la unidad. De esta forma, el hombre constantemente se equilibra entre los lados, los dos poderes. Cuando el deseo de otorgar es verdadero, cuando existe una chispa espiritual que queda del rompimiento, la persona no podrá permanecer sumergida en el egoísmo, en su deseo de
las “naciones del mundo”. Las chispas espirituales necesariamente fluirán de allí. Al principio cayeron y se mezclaron con este enorme deseo egoísta, como si se les hubiera echado en un “caldo” y “se hubieran marinado”; luego se les hubiera sacado junto con el deseo (Aviut o aspereza) en el que se “marinaron”. En otras palabras, las chipas (GE) retornan a su lugar pero ahora están rodeadas de los deseos que se le han adherido. Se llaman AJaP de Aliya (de elevación)- Sin embargo, en tanto que Israel, el deseo por el Creador, esté sumergida en los deseos de las “naciones del mundo” no hallará la paz y se le continuará empujando fuera de ellos como a un cuerpo extraño, con el fin de ascender y realizar la corrección. Estar en el poder de estos deseos se le llama el exilio, mientras que el ascenso y la corrección se llaman la redención.
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