Vamos a través de numerosas vidas, permaneciendo sólo en el deseo egoísta. Dentro de ellas, vivimos y nos desarrollamos. Esta es nuestra realidad en este mundo. Esencialmente, es sólo el punto en el corazón de cada uno de nosotros el que pasa por encarnaciones mientras que los cuerpos pertenecen a nivel animado simplemente nacen y mueren. Finalmente, después de muchas vidas, el punto en el corazón comienza a hacer su trabajo. Después de todo, el deseo material ha completado su desarrollo y no tiene nada más que hacer, este perdió el interés por tratar de llenarse a sí mismo y no ve un futuro prometedor por delante. Todo esto ayuda a que el punto en el corazón traiga a una persona a la pregunta del propósito de la vida, de una existencia más elevada que el viaje de material desde el nacimiento hasta la muerte. Este es el comienzo del proceso espiritual. En la naturaleza, hay dos fuerzas: el deseo de recibir y el deseo de otorgar. El mundo espiritual es el mundo del otorgamiento, mientras que el mundo corpóreo es el mundo de la recepción. ¿Cómo descubrimos entonces el mundo del otorgamiento? ¿Cómo entramos en él? Mi punto en el corazón tiene que enfrentar el egoísmo que lo detiene. Sin embargo, la fuerza superior que se expande desde la red integral de conexión mutua me trae al grupo, los estudios, y el maestro. Ahora, tengo que trabajar con el entorno para que mi deseo de otorgar pueda elevarse por encima del deseo de recibir. Después de haber realizado eso, ascenderé a mi primer grado espiritual. Esto se basa en el egoísmo, pero su esencia está en el otorgamiento. Los estados del ascenso son las siguientes: mi egoísmo es incrementado
(1) para que coincida con el punto en el corazón
(2) y tengo que confiar en que, incluso si estas fuerzas son igualmente fuertes, puedo conciliarlas al haber elevado mi punto en el corazón con la ayuda del grupo y al haber elegido el valor del otorgamiento por encima del valor de la recepción
(3) Esto es considerado como fe por encima de la razón. Más tarde, el proceso se repite: recibo un mayor egoísmo, el cual es confrontado por el punto en el corazón que también ha crecido, con lo que asciendo al grado número dos. De esta manera, ascendemos en la escalera de los peldaños espirituales, paso a paso.
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