El grupo es “uno”, ya que sólo se ha creado un alma. Y cuanto más revele yo la estructura de una sola alma, más revelo el grupo.
Un grupo no es un concepto material, no son diez cuerpos físicos sentados en círculo.
El grupo es lo que construimos por encima de nuestro egoísmo a través de la conexión entre nosotros, restándole importancia a nuestro ego y elevando la importancia de la conexión, el Creador, la Luz. Cuanto más alejemos estos dos puntos opuestos, elevando la importancia del otorgamiento, amor y conexión, allá arriba, comenzamos a sentirnos como uno.
Cada uno no se siente a sí mismo, sino sólo éste colectivo, por fuera de su cuerpo, de sus pensamientos y deseos.
Todos sentimos precisamente este deseo y pensamiento “como un hombre con un corazón”. Esto es llamado el grupo.
Si cada uno actúa de esta manera durante el taller, construimos un localizador común en nuestro grupo, el cual comienza a recoger a todas las otras “unidades” en el salón, formadas de cada círculo o algo parecido a ello.
Y entonces yo empezaré a sentir a través de este sensor a todas las almas de los justos que existen en el mundo espiritual. Esto se vuelve mi vasija con la cual trabajo en el mundo espiritual.
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