Nosotros podemos encontrar al Creador sólo en la vasija que estabilizamos por nosotros mismos.
Por lo tanto se nos dice que el ser creado forma al Creador. ¿Qué
quiere decir eso, porque suena a herejía? El hecho de que nosotros
construimos la vasija en el que queremos descubrir el atributo de
otorgamiento por nosotros mismos significa que estamos formando al
Creador.
Lo sentimos sólo en la forma en que está investida en la materia, llamada Bo-Reh (ven y ve), que es el Creador (Boré)
y no en lo que es externo a esta. Esta vestidura existe en una raíz
previa, por supuesto, sobre la cual no hablamos ni alcanzamos; nuestro
alcance sólo es posible hasta la frontera llamada Bo-Reh. De tal manera que, en el taller que
tuvimos anoche, sobre el tema: “No existe nadie más aparte de Él”, yo
traté de explicar que este concepto sólo se alcanza en el centro del
grupo. No hay otro lugar en el que puede alcanzarse, y no podemos
probarnos esto a nosotros mismos de otra manera. Sólo si todos nosotros,
con nuestro ego negativo, anhelamos la revelación de la conexión
positiva entre nosotros, podemos crear una tensión tan alta entre las
dos fuerzas opuestas que hay en cada uno de nosotros: un “menos” (-) y
un “más” (+), que sólo puede ser alcanzada dentro del grupo. Entonces
ésta se vuelve compatible con la altura del nivel espiritual y podemos
elevarnos a ella. El Creador no tuvo una opción diferente a
romper primero la vasija y permitirle desarrollar la sensibilidad hacia
el atributo del otorgamiento. Es imposible hacerlo sin sentir esta y el deseo de recibir dentro de la vasija. El Creador es sólo la fuerza de
otorgamiento. El ser creado inicialmente es sólo una fuerza de
recepción. Así pues, con el fin de parecerse al Creador, él tiene que
incluir estas dos fuerzas dentro de él: la fuerza de otorgamiento y la
fuerza de la recepción, una por encima de la otra. Nosotros podemos
establecer este estado sólo en el grupo. Esto es lo que yo quería que se
sintieran en el taller para que comprendan que es imposible cumplir
esto sin un grupo. Mientras tanto, el balance de la fuerza
es tal, que nos quedamos con un gran menos, nosotros todavía no hemos
entrado en las fronteras del grupo. Cada uno está en algún lugar en el
camino hacia él, cuidando de sí mismo y sin deseo de entrar en él. Tenemos que salvaguardar nuestros menos
(-) y estos tienen que ser grandes. Ellos seguirán creciendo puesto que
el menos es creado por las Reshimot (genes espirituales). En el momento que ustedes logren conectarse de alguna manera, aparecerán inmediatamente nuevas Reshimot. Pero si ustedes mismos no se estimulan a trabajar y no cumplen con la Reshimo anterior, la nueva Reshimo no aparecerá. Las Reshimot se revelan en una
cadena, una tras otra, de acuerdo al plan. Pero el problema es que
nosotros no desarrollamos nuestros “más” (+), y así, permanecemos
mientras tanto en el nivel de conocimiento potencial, pero no en su
cumplimiento real. Con el fin de sentirlo como parte de nuestra
realidad, tenemos que crear un grupo, un espacio compartido entre
nosotros, en el que podamos formar al Creador (“ven y ve”). El Creador se forma dentro de nosotros
cuando el deseo de recibir es dejado dentro y por fuera esto toma la
forma como si fuera otorgamiento, es decir “recibir con el fin de
otorgar”. Recepción por debajo y por encima otorgamiento y ambas
fuerzas juntas son llamadas el Creador. Con el fin de hacer eso, nosotros
tenemos que agachar nuestra cabeza y anular nuestro orgullo; tendremos
que arrastrarnos hacia el grupo “en cuatro patas”, dado que reconocemos
el hecho de que somos un “animal”, cuya cabeza es aún menos valiosa que
su cuerpo, puesto que se preocupa constantemente sólo de servir al
cuerpo. El agachar la cabeza por debajo del cuerpo, significará que
ustedes han llegado a comprender que éste no vale nada y entonces serán
capaces de ser Adam, un ser humano.
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