“Durante siglos, el hecho de tener hijos
es algo que muchos han mantenido como la última fuente de plenitud y
del significado de la vida”.
“Sin embargo, de acuerdo a uno de los
mayores estudios jamás realizados con respecto a las relaciones en Gran
Bretaña, las parejas sin hijos tienen matrimonios más felices”. “El proyecto ha encontrado que las
personas que no tienen hijos están más satisfechas con sus relaciones y
tienen más probabilidades de sentirse valoradas por su pareja que las
parejas con hijos”. “El estudio, realizado por la
Universidad Abierta, involucró entrevistas y encuestas para más de 5.000
personas de todas las edades, estatus y orientaciones sexuales”. “Cuando se les pidió a las personas que
calificaran la calidad de su relación, aquellas que no tienen hijos se
destacaron en general como más felices”. “Tanto en hombres como en mujeres, los
que no tienen hijos calificaron la calidad de su relación como más
importante que aquellos que los tiene. Ellos también hicieron
significativamente más cosas por ‘mantener’ su relación, como tomar
tiempo para salir juntos o hablar, que los que tienen hijos”. “Sin embargo, cuando se les pidió que
calificaran cuán felices estaban con su vida en general, hubo una brecha
de género. Las madres eran más felices en general que cualquier otro
grupo, mientras que las mujeres sin hijos estaban menos felices. Por el
contrario los hombres con hijos salieron ligeramente menos felices que
los que no los tienen”.
Dr: Laitman Nunca
antes la gente contempló la necesidad del matrimonio y de la
descendencia. Esto siempre se ha dado por sentado. El aumento del
egoísmo provocó una actitud crítica hacia la institución de la familia,
del matrimonio y de la procreación. Ahora estamos en un período de
transición y no es posible resolver nada. Pero pronto recuperaremos la sobriedad y
tomaremos las decisiones necesarias dado que los golpes de la vida nos
obligarán a elevarnos por encima de nuestro egoísmo, para empezar a
mirar por encima de él y del sentido de nuestra existencia. Por supuesto, por nuestro tipo de
existencia hoy en día, realmente no vale la pena vivir. Pero vale la
pena vivir en aras de la revelación del Creador y de la vida eterna, que
es perfecta, incluso en esta vida.
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