La maduración del atributo de Moisés en una persona y en la nación nos lleva a una confrontación directa con el Faraón. La Torá describe
estos estados como las diez plagas de Egipto, las diez plagas del
ego, con la demanda: “Dejad ir a mi pueblo.” Se desarrollan en el fondo
de la falta de poder y, al mismo tiempo, una desesperada necesidad de
liberarse .
La Hagadá nos dice acerca de esta
noche interna: “¿Cómo es que esta noche es diferente de todas las otras
noches”. En Egipto, tuvimos que salir del atolladero de amor propio y
giramos y movernos rápidamente hacia arriba sin ningún poder de
unirnos aún pero con el poder escapar.
Todo el mundo trata de escapar de las
persecuciones, las disputas y conflictos internos.Por lo tanto nos
encontramos más lejos de Egipto hasta llegar al Monte Sinaí donde
podemos completar lo que hemos empezado.
Así es como el Faraón, el ego,
nos empuja a un nuevo nivel de amor. Con el tiempo, toda la humanidad
tendrá que hacer frente a este nivel, pero son los primeros en hacerlo.
Es el laboratorio de la nación judía, una fase esencial en su formación.
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