Recuerdo que en el tiempo de la primera guerra de Líbano, mi maestro Rabash y yo escuchábamos las noticias en la radio todo el tiempo y él compartía sus impresiones conmigo respecto a lo que había percibido que estaba sucediendo. Yo estaba sorprendido acerca de cómo un gran cabalista estaba preocupado por los eventos en el país y en el mundo.
Y para él era un mapa del campo de batalla. Él completaba todo de acuerdo a sus cálculos internos con las Sefirot superiores, así que de alguna manera esto funcionaba para él.
Durante las operaciones militares,
Rabash se encontraba muy concentrado, más callado que de costumbre. En
general él era una persona a la que le gustaban mucho las bromas pero,
al momento en que inició la guerra, su estado cambió rápidamente. Esto
verdaderamente venía del interior; se encontraba terriblemente
consternado y muy feliz acerca de las victorias y éxitos en el campo de batalla.
Yo sentí que esto estaba terriblemente cercano a él, a diferencia del resto de las personas que le rodeaban en Bnei Barak.
Para ese tiempo yo era un estudiante
principiante, y me encontraba muy sorprendido acerca de cómo un persona
creía o no creía en el Creador, su poder y cómo todo proviene de lo
alto.
Rabash siempre quiso saber sobre las
noticias actuales, sin ningún comentario, para reaccionar a ellas de
forma correcta. Y cuando le preguntaban por qué las necesitaba, él
respondía: “¿Y si tus hijos
estuvieran ahí, entonces también actuarías de manera tranquila e
indiferente?”. Eso es todo, él sentía que sus hijos se encontraban en
Líbano. Así es como él se sentía al respecto.
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