En nuestro mundo, el entorno circundante influye
automáticamente en una semilla que es puesta en el suelo y la semilla empieza a crecer. Así es como todo interactúa en los niveles inanimado, vegetativo y animado de la naturaleza con el medio ambiente, al no tener libertad de elección. Sin embargo, nuestro desarrollo espiritual, no funciona de la misma manera. Tenemos que despertar el entorno para que nos influya y por ello será apropiado para nosotros “temperatura, humedad, minerales y luz solar”. Tenemos que crear estas condiciones por nosotros mismos, y eso es llamado elevación del MaN. Nuestro entorno es el Creador. Y si piensas que eres influenciado por los amigos, el sol, la luna, o un cambio repentino en el estado de ánimo, de hecho, todo esto es el Creador. En el interior estoy yo mismo, mi punto en el corazón y todo lo demás es el Creador, aun que Él existe a mi alrededor en diversas formas. Al final del día yo Lo despierto. ¿Pueden los amigos realmente influirme, incluso si gritan y demandan? ¿Qué fuerza de influencia tienen? Después de todo, tengo que recibir la fuerza de la influencia espiritual. Por lo tanto, el entorno sólo me parece así a mí, mientras que en realidad es el Creador. Así es como yo Lo despierto, Lo revelo y Le hablo. Por lo tanto, si no despertamos esta influencia externa, ¿cómo podemos crecer? Somos incapaces de avanzar por cualquier otro medio aparte del “despertar desde abajo” (Itaruta De Letata). Debe haber primero un MaN, una solicitud o una demanda, que venga de nosotros. Está escrito: “Una persona se esforzó y halló.” Si no haces esfuerzos, no encuentras.
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