
Debemos alcanzar el estado donde nos sentimos que estamos de pie entre Egipto y la libertad y darnos cuenta de que si nos unimos, entonces, juntos ascenderemos por sobre nuestra naturaleza actual y seremos capaces de escapar de cualquier estado actual de existencia. Pero mientras la persona no sea consciente de su maldad y sus deseos permanezcan en “Egipto“, no tiene sentido hablar con ella. Es necesario experimentar el exilio en toda su confusión, con todos los problemas y dolores, para poder finalmente tomar una decisión de salir de él. Nuestro punto en el corazón, “Moshe” (Moisés), tira (Mosheh) de nosotros desde nuestra condición actual hacia adelante. Entonces, nos permite estar dispuestos a aceptar la “garantía” (Arvut), pero no antes. En este estado, dentro de la persona, los múltiples deseos se llevan bien juntos. Obviamente, todos sus “egipcios” y el “Faraón” aún se encuentran en él, pero “Moshe“, el Creador, y la “nación de Israel” también se manifiestan ya en él. Estas son todas las cualidades del hombre: lo viejo, lo egoísta, y lo nuevo, lo altruista. La persona experimenta dudas: ¿Está saliendo del egoísmo, de “Egipto”? E incluso mucho después de que ha salido de él, sigue estando en duda: ¿Tomé la decisión correcta, o debo regresar? Y así permanece hasta que él corrige todo su egoísmo.
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