
Significa hacer todo lo que esté en tu poder para unirte con otros y en esta unión, revelar la fuerza de otorgamiento común, al Creador. Pero tú haces esto, precisamente porque llenas Su deseo de ser revelado a las criaturas. Para tal fin, ellos deben preparar un deseo altruista en el que se revele la fuerza de otorgamiento del Creador. Las criaturas revelarán una necesidad de amor y el Creador se revelará como amor. Con el fin de conectarme con otros, yo necesito una pantalla. De lo contrario, no puedo unirme con nadie, puesto que yo sólo deseo consumirlo todo. Por lo tanto, no creo que tú seas capaz de unificarte por su cuenta: Es la Luz superior la que nos une. Esta pone una pantalla ante mí sobre mi propio ego y me eleva por encima de ella, en lo concerniente a mi corazón, a la concentración de deseo. Y es ahí, en el espacio por encima de ella, a donde se transfiere la fuente de todos mis deseos, metas y aspiraciones. Es igual que una madre que siente, como si ella misma existiera y viviera dentro de su hijo. Este tipo de actitud se llama Yesher (línea recta), pero antes de esto, mi deseo era Igulim (circular). Según la medida en la que yo pueda hacer una intención directa hacia los demás, esto significa que he construido una “línea recta”. Ahora yo existo en un deseo directo, pero este es similar a la Luz Circundante, o a círculos. Esta es una especie de paradoja. En mi ego yo me parezco a la Luz, la Luz es circular en su otorgamiento y yo soy un egoísta circular, abierto a todos. Pero en mi trabajo, soy como una línea recta, la cual es opuesta a la Luz, porque la Luz es circular. ¿Entonces cómo nos conectan entre nosotros? Los círculos y la línea recta están conectados por medio de la restricción que ambos hacen dentro de ellos. Es gracias a esta restricción, que surge un punto mutuo, el punto de contacto de ellos.
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