Debido a nuestro trabajo interno y externo, nosotros atravesamos cambios muy rigurosos.
Y lo uno no debería interferir con lo otro. Después de todo el trabajo,
nosotros salimos con la velocidad en que el mundo se mueve, yendo a
ellos con lo que están listos a escuchar. Como está escrito, “Educa al
niño según su camino”, este “niño” es el mundo entero, requiere la
misma actitud por parte nuestras. En cuanto a nuestro trabajo interno,
deberíamos estar orientados hacia una meta y atenernos a definiciones
muy rígidas. Incluso cuando nuestra percepción
se altera, nosotros debemos recoger todas las impresiones en una imagen
general única que adquiera continuamente contornos visibles y se
vuelva así cada vez más exacta. Debemos agudizar permanentemente nuestro
enfoque y ver la meta frente a nosotros de forma más precisa.
Es imposible cambiar nuestra “profesión”
y buscar otras formas de ganarnos la vida. Cualquier cambio que nos
ocurra debe guardar similitud con el modelo del grupo y estar basado en
nuestra unidad. Uno debe ser consistente en los
esfuerzos y actividades propias con el fin de aceptar positivamente
varias imágenes del mundo que fluctúan constantemente y están listas
para autorizar los obstáculos que se muestran en nuestro camino
perpetuamente. Uno debe entender que todos estos obstáculos se envían de
una fuente más elevada y que no existe nada además de esta fuente. El
propósito de todas las dificultades que atravesamos es dirigirnos hacia
la meta. Si tenemos este tipo de actitud ante
todo lo que nos rodea, entonces no caeremos en dificultades y problemas.
Los aceptaremos de forma positiva, elevándonos por encima de ellos y
por sobre estos problemas nos conectaremos nosotros. Al hacer esto,
podemos verificarnos constantemente.
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