Del artículo de Rabash “Qué es una inundación de agua en el trabajo”: En El Zóhar,
comentario Noah sobre las palabras “y Yo traigo un diluvio de aguas
sobre la tierra”; sabemos que cuando la persona comienza a trabajar a
fin de otorgar, el cuerpo reclama: “¿Qué quieres decir con esto?” Cuál
es el sentido de no querer trabajar para tu propio bien, después de
todo, debes preocuparte por disfrutar de la vida y otorgar significa que
tú no trabajas para tu propio bien. Por lo tanto, esto va en contra de
nuestra naturaleza y es llamado “un reclamo”. Pero hay otro reclamo, cuando el
cuerpo objeta por la obra del Creador, cuando la persona le dice al
cuerpo que tenemos que creer en el Creador, que Él cuida y guía al mundo
como el bueno y benévolo. Entonces, el cuerpo viene a la persona con la
afirmación de Faraón que dice: “¿Quién es el Señor para que yo lo
escuche a Él?” lo cual significa que es difícil para él creer en el
Creador. Es decir que él dice que puede trabajar para beneficio del
Creador, pero que sólo al sentir la grandeza del Creador, entenderá que
vale la pena trabajar para Él. Estas dos preguntas: “¿Quién?” y “¿Qué?” tienen que aparecer ante cada persona en su camino espiritual
y revelarse al máximo. La persona debe saber cómo afrontarlas y
comprenderlas profundamente. Estas son preguntas fundamentales que
resultan del gran esfuerzo invertido en el grupo, en el estudio y en los grandes esfuerzos para avanzar hacia la meta.
Como resultado, las preguntas de
“¿Quién?” y “¿Qué?” se revela a la persona y son estas las preguntas las
que la equilibran, la estabilizan y le ayudan a aclarar los poderes que
necesita para construir su vasija espiritual. Esta vasija está construida en dos
líneas opuestas en cada una de sus partes, por encima de las cuales la
persona construye la línea media; por encima de todos los atributos y
discernimientos ella tiene que determinar un discernimiento común que es
llamado la línea media. Así que primero tiene que aclarar las
dos preguntas de “¿Quién (Mi)?” y “¿Qué (Ma)?” lo cual significa con el
agua (ma-im) de la inundación. Rabash escribe: “Y si la persona es feliz
por estas dos preguntas, por tener ahora un lugar para trabajar por
encima de la razón, resulta que ella es salvada de la inundación del
agua”.
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