Baal HaSulam,
“La Esencia de la Sabiduría de la Cabalá”: La revelación de la
Divinidad no aparece inmediatamente, sino gradualmente a lo largo de un
período de tiempo, dependiendo de la limpieza del alcance, hasta que uno
descubra todos los grados de arriba hacia abajo. Y debido a que estos
vienen en un orden de alcance, uno tras otro y uno sobre el otro, de la
misma forma que los peldaños de una escalera, éstos son llamados
“grados” (peldaños). Todo
está construido y fue preparado de antemano con gran detalle en todas
las formas posibles. Así que no podemos cambiar nada de ninguna manera.
Nosotros subimos por el mismo “árbol” de abajo hacia arriba según la
forma en que los niveles descienden de arriba hacia abajo, de acuerdo a
la ley raíz y rama. No hay nada nuevo en este camino de vuelta incluso
ni en un milímetro. Los estados son fijos y todo está predeterminado en
cada nivel según el deseo, el Masaj (pantalla) y la Luz. No
puede haber nada nuevo, puesto que hay una ley inmutable y una “fórmula
de hierro” entre las Luces y las vasijas. No puede haber nada además de Luces, vasija y Masajim (pantallas). Por lo tanto, desde el estado completo en Ein Sof
(Infinito) hasta el más roto y pequeño estado en el mundo, todo está
predeterminado por la cooperación de estos tres elementos. No hay nada
nuevo en el camino de arriba hacia abajo, y nada nuevo en la corrección
de abajo hacia arriba. Esto es llamado “Por delante y por detrás me has
rodeado”. El
Creador es quien otorga, “algo de algo” y el ser creado es aquel que
recibe, “algo de la nada”. Hay una fórmula que determina la medida de
equivalencia por medio del Masaj. De hecho todos los niveles difieren de acuerdo al Masaj,
el cual conecta la Luz y la vasija en un grado mayor o menor. Así que
la única ley general de equivalencia de forma funciona siempre y en
todo. Esto es lo que determina la diferencia entre el Creador y el ser
creado o entre la Luz y la vasija.
En tal
caso, ¿cuál es el papel del inferior? ¿Existen ellos, si todo está
determinado por la integración mutua de las dos fuerzas? Si la naturaleza lo gobierna todo, ¿De qué superior o inferior estamos hablando? Pero
cuando dos fuerzas chocan, penetran una en la otra y se influyen entre
sí, nace una nueva condición, una actitud, una respuesta. La combinación
de estas dos fuerzas, la de recepción y la de otorgamiento es llamada
una “creación” y el punto es que esta creación querrá parecerse por sí
misma al atributo de otorgamiento, a la fuerza que otorga y que se
despertará antes de una acción desde Arriba; antes que las dos fuerzas
me obliguen a dar pasos “a su tiempo” a lo largo del camino del
sufrimiento, yo puedo despertarme por mí mismo y evocar su acción sobre
mí. Entonces mi ascenso por la escalera espiritual trae contento. Esta
es toda la diferencia. Con esto
yo comienzo a conocer, a apreciar, a valorar, a agradecer, y a amar
estas condiciones, a aquel que está Arriba, quien las ha creado para mí y
ha preparado todo lo que necesito. ¿Por qué? Porque está en mi actitud
frente a estos estados en los que siento que estoy vivo. Nosotros
tendremos que adquirir esta realidad.
Así que
hay un sistema espiritual con una inmensa cantidad de detalles, la
mayoría de los cuales no han sido descritos por los cabalistas para no
“sobrecargarnos”, dado que nosotros, con nuestro entendimiento limitado
necesitamos ser libres para lo que es importante. Así que no importa lo
que ellos escriban, todo está destinado sólo a ayudarnos a incrementar
nuestra intención de otorgar, de tal manera que adquiramos la actitud
correcta y positiva ante la fuerza superior. Pero no
debemos pensar que la sabiduría de la Cabalá es sólo una descripción
esquemática de los mundos superiores con dibujos y explicaciones. Ésta
abarca toda la creación, incluyendo nuestro mundo y todo lo que hay en
él. Si nosotros entendemos que todo esto nos ayuda a ascender por la
escalera espiritual, entonces percibimos que todos los eventos son parte
del método de preparación de las Luces y las vasijas, o de las dos
líneas, o de la fuerza de otorgamiento y la fuerza de la recepción, de
la conexión entre ellas a través del Masaj. Y el Masaj debe estabilizarse no “a su debido tiempo”, sino en “Yo aceleraré el tiempo”.
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