Baal HaSulam,
“La sabiduría de la Cabalá y la filosofía”: la verdad es que la fuerza
en sí es considerada materia genuina en el mundo concreto”. Decimos que la espiritualidad
es una “fuerza” ¿Significa que este mundo es la materia? No, no lo es.
Una fuerza por sí misma es materia. No hay nada excepto la fuerza. La
física contemporánea llegó a la siguiente conclusión: más allá de los
átomos, las partículas y fotones, no detectamos materia. Incluso cuando
usamos métodos tradicionales de exploración del universo y vamos más
profundamente hasta justo la base de ello, descubrimos que en la base la
materia “desaparece” y en realidad funciona como una fuerza. Estamos
acostumbrados a describir una imagen material del mundo, pero en
realidad esta sólo existe en nuestra percepción, pero en realidad, la
materia es sólo una fuerza, nada más que eso. Esta fuerza está dividida en dos
categorías (dos deseos): Dar y recibir. En general, la multiplicidad de
fuerzas aisladas describe una especie de realidad que los cabalistas
llaman imaginaria, ilusoria. Es realista, pero efímera, como un dibujo
tridimensional trazado en el aire con un rayo láser. Vivimos en este y
en realidad “venimos de este “rayo”. Todos nosotros estamos “dibujados”
en el espacio y en realidad, nuestra esencia es también una fuerza,
dos deseos y una pantalla que los equilibra. Esas fuerzas son deseos receptores y
otorgantes que deben incorporarse e integrarse el uno con el otro. Pero
tanto domina uno al otro, que así el deseo resultante también tiene
“acceso al poder” y cooperación, participación, entendimiento,
sensaciones comunes compartidas hasta llegar al amor,
en la que todos están dispuestos a entregar asociación, permanecer en
cooperación y entendimiento mutuo, compartir sensaciones comunes
incluyendo el amor y estar dispuestos a renunciar a todo lo que tienen
en aras del otro y al mismo tiempo tienen que aceptar todo lo que viene
de otros. La fuerza receptora tiene que lograr el
mismo poder del ser que la fuerza de otorgamiento, sentirlo y
desarrollarlo en correspondencia para obtener cualidades similares al
Creador. Para esto debe pasar por estados especiales que le permiten
sentir que está vivo y tiene poder para tomar decisiones, para planear e
implementar planes en la realidad. En este punto, es imposible
aceptarlo sin un trazado imaginario. De aquí es de donde viene la
ilusión llamada “nuestro mundo” en la cual el deseo receptor prevalece. Baal HaSulam
menciona un ejemplo de un conductor de carruaje que solía vivir con su
esposa e hijos, ganaba suficiente dinero para mantener su casa
adecuadamente, y era bastante feliz hasta que comenzaron los problemas:
su caballo murió, la casa se incendió y su esposa e hijos murieron en
una epidemia. Como resultado, el conductor se presentó ante una corte de
justicia donde se resolvió que se le pagaría por su adversidad ya que
había sufrido demasiado. ¿Qué se le dio? Recibió un caballo, un
carruaje, una esposa, hijos y una casa; la misma sensación, que para él
era felicidad. En esta “imagen”, su vida es otra vez maravillosa:
trabaja, lleva dinero a su familia, y se regocija junto con ellos ¡Todo
es grandioso! Su deseo es pequeño, pero para él es un verdadero paraíso donde todo está bien y no se necesita nada más. Una ilusión perfecta. Algunas veces, tenemos sueños ¿Cómo
difieren de la realidad? ¿Si en algunos minutos suena la alarma del
reloj, te despierta, y te das cuenta que lo que has visto era un sueño?
En realidad, es así. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre un sueño y
la realidad? ¿Cómo diferenciamos uno de otro?. Es importante entender que nuestra
realidad es “trazada” por una fuerza y se nos entrega la facultad de
hacer que nuestro deseo de recibir se sienta independiente, poderoso,
competente, y separado del que en realidad lo opera. Esta es la única
manera de llegar a la equivalencia de forma con el Creador. De otra
manera, ¿qué tipo de similitud sería si estuviéramos completamente bajo
su control?. En realidad, nuestra separación del
Creador es ilusoria, y es por eso que este mundo es llamado imaginario.
Por otra parte, las esferas espirituales no son imaginarias, porque ahí
es donde estamos conscientes de la ilusión, estamos de acuerdo con ello,
y nos elevamos por encima de la razón. Ahí, trabajamos por encima de
nuestro entendimiento, sabiendo que no hay nadie más aparte de Él,
estando de acuerdo con esto cada vez más profundamente. Ya estamos
trabajando con una fuerza real, a pesar del hecho de que nosotros mismos
somos también una fuerza, y sólo existen las fuerzas.
Pregunta: ¿Si toda nuestra vida es sólo un largo sueño, qué conclusiones prácticas podemos extraer de esto?
Dr: Laitman
Está dicho en los Salmos: “Éramos como quienes sueñan”. En la práctica,
tengo que tomar esta vida seriamente. Se me dio para elevarme por
encima de ella, no para ignorarla. Nada debe ser despreciado. La
“imagen” actual es trazada para mí mediante la fuerza superior, y hasta
que completo el periodo de preparación, no puedo deshacerme de ella.
Tengo que continuar sintiendo este mundo hasta el fin de la corrección;
regresando cada vez por nuevas correcciones. Incluso si he ascendido
hasta el nivel 124 y todo lo que queda es el último número 125, aun así
regresaré. No hay otra opción. Esta
“infraestructura básica” es extremadamente importante, ya que sólo al
basarnos en ella realizamos nuestra elección. Gracias a esta, en cada
paso, nos parece que actuamos de forma independiente, que somos
iguales al Creador y tal vez incluso más poderosos que Él. No hay la
más ligera oportunidad de fusionarse con Él sin esta sensación de
independencia. De otra manera, no hay un “yo”, el que es capaz de
fusionarse con Él. Esta es la manera en que trabajamos en
este mundo. Dejemos que sea imaginario, estamos conscientes de ello,
entonces lo aceptamos. Estamos comenzando a jugar con nuestra
“independencia”, en este punto, el hecho de que estamos siendo
gobernados por Él ya no es un secreto para nosotros.
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