Es interesante que el avance espiritual
no dependa de los conocimientos que acumulamos. Esto es claro y seguro.
El punto es que la aprehensión la comprensión, el conocimiento,
vienen cuando yo pongo esfuerzo en la unidad,
en el deseo de conectarnos con nuestros vecinos y salir de nosotros
mismos, cuando nos convencemos de que la imagen visible que nos rodea es
de hecho mi mundo, parte de mi alma, que mis enemigos, adversarios
son los más útiles y más cercanos a mí. Resulta que es todo lo contrario. Por un lado, nuestro avance depende de ello. Pero por otro lado, vemos que el Ari comenzó a explicar la Cabalá como si se tratara de ciencia en el sentido moderno de la palabra. Fue el Ari,
quien abrió para nosotros la era de la corrección; ésta comienza con
él. En el siglo 16, él añadió un carácter científico a la Cabalá;
comenzó a presentar los materiales de una manera científica y por
primera vez describió con precisión la estructura de los mundos
espirituales, Partzufim, Sefirot, Luces, vasijas, leyes, grados, etc. Después del Ari, varios cabalistas escribieron diversos libros, entonces apareció Baal HaSulam y continuó con la misma tendencia; basándose en los libros del Ari, escribió El Estudio de las Diez Sefirot.
Se trata de un manual completo con definiciones precisas y respuestas a
numerosas preguntas. Además, él escribió un comentario al Libro del Zóhar utilizando terminología científica. ¿Por qué necesitamos esto? ¿Tal vez, es de hecho suficiente con leer la Torá
con todas esas historias de la salida de Babilonia, de Egipto y otros
eventos de la historia antigua? Sin embargo, es obvio que nosotros no
tenemos ni una sola pista de qué es exactamente lo que se describe en
ellas. Cuando los materiales se presentan de una manera científica, se
nos hace muy claro que estamos tratando con el proceso de acercamiento
al Creador y que cuando se lee la Torá, simplemente no
podemos encontrar nuestro lugar en todas estas historias, ni podremos
sentir la necesidad de nuestros cambios internos o determinar los medios
para hacerlos. Esta forma de presentación de los
materiales fue muy buena para la época en que la gente estaba buscando
al Creador a través de la aflicción. Debemos tener en cuenta que en la
época de la Torá, los Profetas y las Escrituras Sagradas, el
Creador podía alcanzarse como resultado de esfuerzos bastante simples,
como está dicho: “Come pan y sal, bebe agua, duerme en el suelo, sufre,
participa en la Torá”. Si uno leía la fuente, el Tanaj, siguiendo las condiciones anteriores, deseando llegar al Creador a través de la lectura, uno lo alcanzaba a Él. Pero entonces el deseo egoísta “saltó”
al siguiente nivel y desde este estado en adelante, el anterior método
de revelar al Creador se volvió imposible. Es por eso que los cabalistas
comenzaron a buscar una forma diferente de presentar los materiales, en
forma de Mishná y Talmud. Estos libros hablan de las mismas cosas que se describen en el Tanaj, pero esta vez en el contexto de las leyes. Las cosas que explica la Torá en forma de moralidad, fueron enmarcadas en el Talmud
como una estructura rígida: Nosotros tomamos y damos, si tomamos algo,
debemos lo mismo devuelta, así que, pasamos por aflicciones o bien
tenemos derecho a una recompensa. En principio, la sabiduría de la Cabalá habla sobre las leyes de interconexión entre las vasijas y las Luces. El poder de la Luz del Infinito (Ein Sof – ES)
no cambia, aunque hay cinco pasos espirituales. En el primer estado, la
Luz atraviesa sin ningún tipo de filtros (directamente) y es llamada Yejida. En el segundo nivel, la Luz atraviesa un “filtro” específico que la disminuye al nivel de Jaya. En el tercer paso, dos filtros disminuyen la Luz al nivel de Neshama y así sucesivamente en adelante hasta que ésta alcanza el nivel de la Luz de Nefesh.
Muchas otras leyes actúan en este
sistema, pero lo más importante es la relación entre las Luces y las
vasijas. De esto se trata toda la sabiduría de la Cabalá; no hay nada
más que eso. Esto puede describirse de varias maneras. Los autores del Libro del Zóhar utilizan su propio método para presentar el material, el lenguaje de la moralidad. Desde los tiempos del Ari
comenzó un rápido desarrollo de la ciencia y la tecnología; las nuevas
generaciones requirieron diferentes lenguajes científicos. Pero, de
hecho, el Ari escribió sobre las mismas cosas, acerca de la
relación entre las Luces y las vasijas, sobre las leyes que actúan en
este sistema. También estudiamos los mundos, los Partzufim, los
pasos, es decir, los deseos que tienen las pantallas y las Luces
correspondientes. De cualquier manera, no hay nada aparte de ellos.
Por lo tanto, en nuestro camino hacia la
corrección, nosotros nos volvemos más meticulosos con las leyes. Por
ejemplo, si mi televisor no funciona, yo me lo explico usando mis
sensaciones. Digo, los colores están mal: tiene demasiado rojo, muy poco
verde y ni tiene azul. Sin embargo, cuando lo ve un especialista, él
dice: Necesitamos una lámpara especial que tiene ciertas características
en vatios y lúmenes; también tenemos que soldar este relé a esa parte. Cuando nos adentramos en el interior,
empezamos a “jugar con números”, con las especificaciones técnicas. Si
uno quiere hablar de pasos espirituales, tiene que explicar en detalle
sobre qué estado está hablando, qué nivel, qué deseos, qué pantallas,
qué Luz. Uno tiene que utilizar números que le muestren de qué está
hablando. Las definiciones vagas no funcionan. Lo
mismo se aplica a las tecnologías de hoy en día; éstas requieren de una
precisión cada vez mayor en cuanto a los ajustes de las mediciones. Así
que, ya sea que nos guste o no, el lenguaje científico de la Cabalá está
más cercano a nosotros, a pesar de que aún no podemos saber qué hay
detrás. Digamos, ayer estabas en un estado y hoy en otro.
- “¿Cuál es la diferencia entre estos estados?”, pregunto.
- “Ayer me sentí un poco mejor, aunque no del todo bien”.
- “No lo entiendo. Dame más detalles,
imágenes exactas y características más precisas, una codificación que
pueda yo traducir dentro de mí y sentir lo mismo. Dame los datos exactos
en vez de impresiones vagas”. Nosotros tenemos que unirnos con el
sistema general, pero ¿cómo? ¿Cómo podemos unirnos si no hay un canal de
conexión que funcione en la frecuencia definitiva y que proporcione un
intercambio ideal de información?. Por lo tanto, tenemos que convertirnos
en expertos y conocer correctamente nuestros “televisores”, entonces
comenzamos a entender todo el sistema. El sistema es el nuestro. ¡Somos
nosotros!. La pregunta es: ¿Cuáles son los métodos para adquirir este conocimiento?. La manera de lograrlo es anular nuestra comprensión personal. Esto es llamado “la fe por encima de la razón”.
Pregunta:
El maestro de la escuela me dijo que uno más uno son dos. Yo le creo,
pero luego comienzo a comprobarlo. ¿Aplicamos aquí el mismo método?
Dr: Laitman
No. En la Cabalá, la persona adquiere nuevas propiedades y lo “pesa”
todo en una nueva “balanza”; tenemos que utilizar un tipo de intelecto
diferente al que usábamos antes. Al cambiar internamente, hacemos la
transición hacia otra esfera, hacia un espacio diferente, una nueva
dimensión; tenemos que utilizar una aritmética espiritual. Ahora, uno
mide y compara todo por su cualidad, en vez de hacerlo por la cantidad;
uno más uno no siempre es igual a dos. Este es un mundo opuesto con un
“sistema de cálculo” totalmente diferente. Nosotros empezamos a actuar en un plano
completamente diferente de la realidad que aún está oculto de nosotros.
¿Por qué está oculto? Es debido a que no se corresponde con nuestras
sensaciones o intelecto actuales. Esto hace que las matemáticas
convencionales sean imposibles de aplicar en el mundo espiritual. Esto significa que la persona que es
propensa a cambiar sus propias propiedades, es capaz de estudiar, en
oposición a aquella que es inteligente y astuta. Como resultado,
nuestras cualidades modificadas se “visten” en un nuevo tipo de
inteligencia. La persona cambia su deseo y recibe la “revelación” dentro
de él. Esta es una inteligencia de un nivel superior. Uno no debe ser “listo”. Por el
contrario, la persona tiene que cancelar su comprensión actual e ir en
contra de ella para recibir un nuevo tipo de conciencia. Uno tiene que
ser lo suficientemente listo como para cancelar la comprensión actual. ¿Cómo podemos hacer eso? Tenemos que
entender solo una cosa: tenemos que depender de un entorno adecuado, seguir recibiendo una y otra vez su mente integral en vez de tener una
mente propia. En este mundo, este enfoque parece
totalmente inaceptable, mientras que en la espiritualidad, todo es
exactamente como lo hemos descrito: Nosotros nos unimos a nuestro grupo
muy especial. El Creador nos trajo aquí y nos dijo: “Únete con tus
amigos”. Nosotros neutralizamos nuestra mente, sensaciones y comenzamos
a unirnos. ¿Cómo podemos estar de acuerdo con esto? Es muy difícil
bajar la cabeza y “perdernos nosotros mismos” en el grupo. Nosotros fuimos llevados desde Arriba a
éste estado, a pesar de estar aún preocupados por el hecho de comprobar
si somos capaces de auto anularnos. Esa es la pregunta. ¿Aceptamos el
destino que nos ofrece el Creador? ¿Huimos de él? ¿Seguimos usando
nuestra energía a pesar de todo lo que nos pasa y conseguimos poner
nuestra mente a un lado?. La Cabalá es un trabajo difícil. Es un
esfuerzo que influye sobre nuestros nervios, hábitos y deseos. Ésta no
tiene nada que ver con la cantidad de conocimiento.
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