Todo el mal debe ser expuesto debido a
la buena voluntad que brota de él. Es imposible alcanzar el bien a menos
que este sea precedido por la revelación del mal. No hay nada nuevo en ello. Abraham habló sobre este tema. Es bien conocido tanto en la Cabalá como fuera de la Cabalá.
La historia, la naturaleza, el proceso dialéctico sirven como prueba
de ello. Cada estado dura hasta de sus defectos “maduren” hasta el grado
en que se vuelvan obvios. Es decir, estas deficiencias destruyen el
estado actual y le dan forma a otro posterior. Este es un hecho
científico e histórico. Las mismas leyes se aplican a los seres humanos. No es por accidente que los niños no obedecen a sus padres, sino que es natural.
Pregunta: Si el mal es inevitable, ¿por qué nosotros llamamos al Creador “el Bien que hace el bien”?
Dr: Laitman
Es así porque esto caracteriza una tendencia de desarrollo orientado
hacia la meta, en vez del camino en sí. ¿Puede alguien desarrollarse si
se siente bien? El estado de comodidad total no permite un mayor avance.
¿Qué podría empujarnos hacia adelante si todo estuviera bien?. El problema es que nosotros damos por
sentadas las buenas cosas que nos ocurren. Nosotros no valoramos los
acontecimientos positivos en nuestras vidas, ni los consideramos como
algo importante y viceversa, tratan las dificultades como una carga
injusta. En otras palabras, nosotros evaluamos
las cosas buenas y malas en diferentes escalas. El resultado final de
las acciones que llevamos a cabo durante nuestra vida, resulta ser lo
contrario de lo que consideramos que son. Simplemente no podemos evitar
los “pinchazos” de la vida. Si alguien dice cosas malas de nosotros,
hervimos durante muchos meses hasta que encontramos una manera de pagar
de vuelta la deuda. Todo lo que tenemos en la mente, el corazón contra aquellos que nos insultaron, nos parece normal y natural: “¡Se lo merecen!”
Pregunta:
Sin embargo, ¿no debería haber un equilibrio entre los problemas y las
alegrías? En su lugar, se nos dice que estamos en deuda con el Creador
desde el principio. Como está escrito: “Todo es en depósito, y un
presidio se extiende a lo largo de toda la vida. La tienda está abierta y
el tendero vende a plazos, el libro está abierto y la mano anota. Y
todos aquellos que quieran tomar prestado pueden venir y pedir
prestado” (Baal HaSulam, “La Paz”). ¿Qué es exactamente lo que Él me presta?
Dr: Laitman
Lo que ocurre es que ustedes pueden tomar los bienes de la tienda ahora
y pagar después. Hoy en día, las tiendas de comestibles utilizan el
sistema en el que sus propietarios hacen un seguimiento de lo que sus
clientes habituales han comprado a crédito y al final del mes, este
último tiene que pagar sus cuentas. En el camino hacia la meta también
se nos permite pedir prestado. Por otra parte, nosotros pagaremos
nuestras deudas no en una fase intermedia, sino al final de nuestro
camino, cuando alcancemos la meta. En este momento, nosotros sólo le
pedimos al Anfitrión que nos conceda poderes, deseando obtener ciertas
virtudes: “¿Dónde está Tu generosidad? ¿Dónde está Tu empatía?” Tomen
todo lo que quieran de los estantes; todo está a nuestra disposición.
Tendrán que pagar sus deudas al final del camino cuando el trabajo haya
sido completado. De hecho, no hay nada que volver, puesto que cambiaremos tanto que nuestra deuda desaparecerá. Por lo tanto, yo no creo que el Creador necesite nuestro pago. No, Él sólo necesita nuestra actitud. Él quiere que nosotros concordemos con Sus cálculos y nada más que eso. Nuestro “saludable” egoísmo
nos indicará que hay un truco en favor del Creador, pero esto no es
cierto. Tan solo con nuestro consentimiento en cuanto a recibir el poder
para corregirnos, lo recibiremos inmediatamente y cancelaremos nuestras
cuentas.
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