No vemos ningún resultado positivo en nuestro estudio, en diseminación,
en otras actividades, en realidad ocurre lo opuesto, porque descubrimos
nuestra falta total de éxito. Entonces, al consolidar la conexión entre
nosotros, demandamos que el Creador se revele entre nosotros, y esto se
vuelve nuestro combustible. De otra manera, nosotros somos egoístas y
somos incapaces de descubrir nuestra vasija, de revelar al Creador y
ascender. No debemos descender a los niveles de
disfrutar de nuestro éxito, al orgullo egoísta por haber trabajado para
diseminar, y medir nuestro avance mediante el resultado y el número de
personas que hemos acercado a la espiritualidad.
No queremos regresar al nivel del alarde infantil. Nosotros respetamos y
valoramos el estado en el cual no tenemos esperanza ni apego hacia el ego,
hacia el deseo de recibir en el que no hay ningún llenado, ninguna
sensación de éxito, ninguna alegría, nada. No disfrutamos esto, dado que
de otra manera ya sería una recompensa. Existen aquellos que disfrutan
del sufrimiento, porque los llena de adrenalina. El Creador debe darnos sólo el
combustible llamado otorgamiento en nuestras acciones de diseminación y
ninguna prueba de éxito. Si tuviéramos éxito sin Él, no lo
necesitaríamos a Él. Debemos sentir oscuridad en nuestras vasijas de
recibir con el fin de exigir la ayuda del Creador. Los egoístas no
necesitan al Creador, dado que quieren usarlo a Él y recibir un llenado
egoísta incluso más grande.
Nosotros no necesitamos un llenado sino
que necesitamos la ayuda del Creador en nuestras acciones. Pedimos el
combustible que nos permite trabajar y no necesitamos nada excepto eso.
Nos mantenemos alejados de la recompensa. El Creador nos ofrece
placeres, Su revelación, mientras que nosotros debemos poner diferentes Masajim
(pantallas) sobre nosotros mismos y restringir nuestro deseo. Estamos
en una posición muy difícil, tenemos un problema, ya que nuestro carro
se mueve solo hacia adelante sin ningún combustible y debemos sólo
pisar el freno en lugar del acelerador. No hay acelerador en la espiritualidad,
ustedes pisan constantemente el freno, evitando así que las diferentes
tentaciones y placeres entren en su deseo de recibir. De otra manera, cometerán una ofensa y fracasarán. Nuestro trabajo es no impresionarnos por
nuestra falta de éxito, sino impresionarnos por el hecho de que se nos
ha dado una oportunidad de acercar a las personas a la conexión, de
acuerdo a las leyes reales. Si tenemos una oportunidad así, no
necesitamos nada más. Esto es llamado “siervo de Dios”. Nosotros sólo
queremos una oportunidad para trabajar, nada más que el “ojo de una
aguja” para poder poner el hilo de nuestro trabajo a través de este y
eso es suficiente Si la persona se satisface con eso, el
resultado del trabajo no importa en absoluto, si se fortalece mediante
el grupo, comienza a exigir la ayuda del Creador, no necesita nada más.
Las vasijas de recepción están totalmente vacías, sólo queda el grupo
que sin poder, humildemente, está dispuesto a mantenerse junto de
alguna manera, con el pequeño poder que le queda y a acudir al Creador.
Este es justamente el último estado desde el cual se da el paso
definitivo hacia el siguiente nivel, hacia un estado más elevado. Así es como debemos continuar la convención
de St. Petersburgo, con el fin de no sentir ningún éxito en nuestras
vasijas de recepción, sino por el contrario, cambiar nuestras vasijas
hacia vasijas de otorgamiento. Esperemos ser capaces de realizar este
trabajo hasta la próxima convención en febrero en Israel. Este será un
avance muy significativo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.