De
hecho, existe la opinión común de que el objetivo principal de la
religión y la Torá es solo la purificación de las acciones, que todo lo
que se desea solo le concierne a la observancia de las Mitzvot
(mandamientos) físicas, sin ningún agregado o nada que pudiera resultar
de ello. De haber ser así, aquellos que dicen que el estudio de las
acciones reveladas y prácticas solas es suficientes, estaría correcto. Sin
embargo, este no es el caso. Nuestros sabios dijeron: “¿Por qué el
Creador tomaría en cuenta si alguien mata por el cuello o por la nuca?-
Después de todo, las Mitzvot sólo fueron dadas para purificar a
la gente”. Por lo tanto, hay un propósito más allá de la observancia de
las acciones y las acciones no son más que preparaciones para este
propósito. Por lo tanto, claramente, si las acciones no están ordenadas
de acuerdo la meta deseada, es como si nada existiera. Y también está
escrito en El Zóhar: “Una Mitzvá (mandamiento) sin un propósito, es como un cuerpo sin alma”. Por lo tanto, el propósito, también debe acompañar al acto”.
Baal HaSulam, “La enseñanza de la Cabalá y su esencia”.
Si uno
quiere corregir su deseo egoísta de recibir y lo convierte en un deseo
de otorgar, sólo hay un remedio a su disposición, la Luz, con la
condición de que uno se dedique a estudiar la Torá con la intención de
corregir el propio deseo.
Rabash, Shlavey HaSulam (Peldaños de la Escalera) “Qué es la Torá y el trabajo en el camino hacia el Creador”
El Creador nos dio la Torá y las Mitzvot,
las cuales se nos dieron para hacerlas sólo con el fin de otorgarle
satisfacción al Creador. Si no hubiera sido por la participación en la
Torá y las Mitzvot Lishmá (por Su Nombre), para llevarle contento
al Creador con ellas y no para beneficio de nosotros mismos, no habría
habido ninguna táctica en el mundo que pudiera ayudarnos a invertir
nuestra naturaleza. Ahora pueden ustedes entender la rigurosidad de participar en la Torá y las Mitzvot Lishmá. Si la intención de uno en la Torá y las Mitzvot no
es para beneficiar al Creador, sino a uno mismo, no sólo no se puede
invertir la naturaleza del deseo de recibir en la personas, más bien, el
deseo de recibir en ella será mucho más de lo que le dio su creación
por la naturaleza.
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