
Al hablar de un fuerte deseo quiere decir que este es medido por la proliferación de las pausas y de los descansos intermedios; esto es, de las suspensiones entre cada logro o superación. A veces, en el medio, uno recibe una suspensión, es decir, un descenso. Este descenso puede consistir en una suspensión de un minuto, una hora, un día, o un mes. Después, uno reanuda el trabajo de trascender el deseo de recibir y los intentos de alcanzar el deseo de otorgar. Cuando habla de un fuerte deseo, quiere decir que la suspensión no le lleva un período largo de tiempo, sino que inmediatamente es despertado para continuar su trabajo. Es parecido a una persona que intenta romper una gran roca. Toma un gran mazo y golpea muchas veces durante el día entero. Pero los golpes no son contundentes. Es decir, no realizar cada golpe con gran impulso, sino que baja el mazo lentamente. Luego se queja diciendo que esta tarea de romper la roca no es para él, y que solo un héroe podría tener la habilidad de romper esta gran roca. Dice que no nació con tal poder como para poder romper la roca. Sin embargo, quien levante este gran mazo y golpee la roca en un gran impulso, es decir, no lentamente, sino con gran esfuerzo, logrará que la roca se rinda ante él y se rompa. A esto se refiere la frase: “como un martillo romperá la roca en pedazos”. Así es como probamos y evaluamos nuestro progreso: observando si las cesaciones (interrupciones) los descansos entre los estados, los ascensos y descensos que atravesamos se acortar, viendo la presión y el poder que le aplicamos cada vez con más fuerza a nuestro avance. Vemos si realmente saltamos de un estado a otro con creciente energía, deseo, persistencia y esto es una necesidad. Este es el criterio que deben utilizarse para la comprobación: Cuánto tiempo desperdiciamos durante un día en pensamientos y acciones que no están conectados directamente con la meta de la creación, lo que hicimos sin que estuviera unido con el Creador. Esto nunca debe suceder, porque todo está controlado, proviene de una sola fuente y regresa de nuevo a Él. Nosotros solo somos intermediarios en el medio, que, o bien conectamos o desconectamos el vínculo entre los dos puntos: el comienzo de la acción emana del Creador y el resultado de la acción nos devuelve de nuevo a Él. Es esencial que nos demos cuenta de que estamos en una posición en el medio, por lo tanto siempre debemos servir como canal de conexión a través de toda la creación, la cual se realiza en nosotros. Sólo nosotros tenemos esta área especial que está libre del Creador. Si tratamos de llenarnos a con nosotros mismos con Su presencia, según la medida en que Él se convierta en la razón y el destino final para nosotros, esto significará que retornamos todo lo que hay al mundo del Infinito, a la Luz infinita que llena toda la realidad. Nosotros somos la realidad, puesto que todo “ocurre” dentro de nosotros. Es por eso que uno mismo puede calcular su avance al evaluar cuánto trata de reducir las brechas entre los estados, aumentar la presión y la fuerza de sus esfuerzos.
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