La verdadera religión es amar a tu prójimo como a ti. Esta es la regla que Abraham difundió en la antigua Babilonia y él reunió a su alrededor a las personas de acuerdo a esta regla en un grupo llamado Israel, que significa Yashar El (directo al Creador). Sólo algunos de los habitantes de
Babilonia siguieron a Abraham; aquellos que tenían las mayores vasijas
de otorgamiento. Todos los demás tenían vasijas de recepción. Esto fue
intencional para que pudieran tener la oportunidad de ayudar a los
demás. En primer lugar las vasijas de
otorgamiento se corrigen para que puedan ascender a un nivel espiritual.
Cuando Abraham los recogió, ellos no tenían nada. Así que primero
tenían que atravesar por el endurecimiento del corazón llamado Egipto,
es decir, ellos no ascienden, más bien descienden.
Después del éxodo de Babilonia, ellos descienden a Egipto, luego salen de Egipto y ascienden a la recepción de la Torá.
Entonces, cruzan el desierto, construyen el primer Templo, y caen.
Ascienden de nuevo a la altura del segundo Templo y atraviesan otro
descenso al nivel corporal. Esto es con el fin de incorporarse
mutuamente con las naciones del mundo y prepararse para el final de la
corrección del mundo. Todo el proceso, comenzando por el éxodo
de Babilonia y todo lo que le sigue, es con el fin de alcanzar una
mayor conexión. Esto era lo que enseñaba Abraham. En el momento en que
empezaban a conectarse, sentían que estaban en un descenso cada vez
mayor. La Luz que brilló sobre ellos hizo posible que descendieran cada vez más profundamente en su ego
y que vieran que estaban lejos del otorgamiento, de la Luz. Por lo
tanto, sintieron la brecha, el delta entre el estado del exilio en
Egipto y el nivel en el que estaban cuando salieron de Babilonia y
habrían permanecido en él si no fuera por la Luz. Esta es la brecha
entre la Luz y nuestro ego.
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