Nuestra madre y padre son sin duda los más importantes, dado que es a través de ellos que nos conectamos a todas las generaciones que los precedieron. Esto se refiere tanto a nuestros padres
corporales como a nuestros padres espirituales. Así también es como nos
conectamos con nuestro padre y madre superiores (AVI), a
nuestros padres espirituales, con el fin de recibir el poder, la Luz, a
través de ellos. Todo nuestro trabajo está en someternos ante ellos. Todo depende de la medida en la que
podamos tomar un ejemplo de ellos, de nuestro deseo de ser como ellos,
de aprender de ellos y de someternos ante su grandeza. Nuestro ego está
destinado intencionalmente a criticarlos y nuestro trabajo es ascender
por encima de esta crítica, aun cuando no estemos de acuerdo. Es natural estar en desacuerdo con
nuestro padre y madre porque nosotros estamos en un nivel inferior, pero
cuando ascendemos por encima de todas las dudas, las preguntas, las
dificultades y los desacuerdos con el nivel superior, gracias a esto
ascendemos. Primero, nos anulamos totalmente y nos incorporamos en el superior como un embrión. Después, nos movemos a la fase de Yeniká (amamantamiento) y Mójin (mente) nos volvemos más independientes. Todos esos niveles están basados en
la auto anulación, en las restricciones del ego, en la adquisición de un
Masaj (pantalla), en el trabajo por encima de la crítica invocada en nosotros hacia el superior.
Por lo tanto, el papel de la nación es
anularse ante los sabios, los cabalistas, para escucharlos y servirlos
de cualquier manera posible. En realidad debemos usar la razón de los
cabalistas y escuchar su consejo cuando nos dice qué pasos debemos tomar
con el fin de avanzar espiritualmente. También así es cómo debemos actuar con respecto al mundo. Israel es llamado Li Rosh
(tengo una cabeza), entonces aquellos que están en el nivel de Israel y
alcanzan la espiritualidad deben cumplir con su papel con respecto a
los otros. O pertenecemos a Yashar El (directo al Creador), así guiamos a otros, o a la nación, entonces nos sometemos con respecto a esta guía y la seguimos. Esto se refiere especialmente a nuestra nación cuando tratamos de llegar a un estado en el cual todo lo que está escrito en la Torá
está sucediendo en realidad en la práctica. Somos la primera generación
que está tratando, que está haciendo un esfuerzo por cumplir con la Torá
así como por dar un ejemplo a otros, lo cual significa alcanzar una
conexión que es igual a la forma del superior, a la forma del Creador.
Por lo tanto, nosotros establecemos
relaciones en el grupo, por fuera del grupo, entre la nación y por
fuera de la nación. Por lo tanto, todo está organizado en niveles, en la
forma de una pirámide y aquel que está abajo, quien se somete más que
otros, asciende más alto que otros. Ahora, él está abajo dado que tiene una Reshimó (reminiscencia) del gran Masaj que alguna vez tuvo y el cual realizó con el fin de otorgar. Ahora que el Masaj está roto, él cayó al nivel más bajo. Si se anula a sí mismo, a su ego, se
eleva por sobre este y cada vez se atribuye a sí mismo un nivel más
elevado que aquel en el que está, llegará a la punta de la pirámide.
Así, la pirámide entera se vuelve un círculo, regresamos al estado de Ein Sof (Infinito), una vasija y una Luz. Durante el tiempo de las correcciones,
el tiempo del trabajo, no tenemos otra opción sino someternos ante el
superior. Cada uno debe entender quién es su superior y de quién recibe
el método, la Torá, la guía en el camino. Después, todas las correcciones se volverán las mismas, lo cual significa que todas forman un círculo.
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