A pesar de que la
mayor parte de la gente apoyó la operación militar de todo corazón, a
veces se escucharon señalamientos y duras críticas. ¿Cuál es el origen
de este fenómeno y qué hacemos con esto?
Dr: Laitman Hay un fenómeno muy interesante entre el pueblo de Israel que no vemos
en ningún otro pueblo. Por ejemplo, ustedes no encontrarán a un francés
que de repente quiera ser español o inglés. Pero entre los judíos hay
aquellos que no quieren ser judíos y estarían felices de ser franceses,
ingleses o nada con tal de no pertenecer al pueblo de Israel. ¿Hay algo viciado en nuestra actitud con
respecto a nuestro pueblo si tenemos estos pensamientos? Debido a esto,
la gente comenzó a criticar a su pueblo, su estado actual, la actitud
general y su actitud personal. Todo esto se desprende de la singularidad
del pueblo de Israel. No se trata del pueblo según sus
características genéticas; este no se establece en función de una
determinada ideología, ni brotan de un área en particular o de una
antigua tribu que con el tiempo se convirtió en un pueblo como el resto
de los pueblos. A pesar de que las personas puedan deambular de un lugar
a otro, en función de sus genes ellas pertenecen a un mismo padre y
madre. Es decir, un tipo de la familia creció
gradualmente, al principio se convirtió en una villa, después en una
ciudad y finalmente se convirtió en toda una nación. La humanidad salió
de la antigua Babilonia y se esparció sobre la faz de la tierra de
acuerdo a las tribus. Muchos pueblos pequeños y tribus que vivían en
Babilonia, más tarde se extendieron por todo el mundo en función de su
naturaleza. De ellos surgieron alemanes, ingleses, franceses, españoles,
y todas las naciones europeas. Algunas tribus llegaron a la India,
China, Japón y África. Esta dispersión de Babilonia a través
del mundo sucedió hace 3800 años; esto lo describe Josefo con gran
detalle de una manera muy interesante. Pero de todas las tribus de
Babilonia, había personas que se unieron a Abraham según su anhelo
espiritual, según el principio espiritual. Ellas querían conectarse
entre sí, descubrir el poder superior en la naturaleza. Esta es una fuerza unificada que actúa
en el mundo entero dentro de un sistema global general, de tal forma que
es posible descubrirla sólo en una situación en la que varias personas
se conectan, las cuales en otro tiempo eran extrañas, distantes e
incluso se odiaban entre sí. Si se conectan entre ellas más allá del
odio, entonces construyen un sentido general de unidad. Esta es la forma en la que fueron
creados los hijos de Israel, para que una multitud de diferentes
opiniones y diferentes corrientes siempre exista dentro de este. En
esencia se trata de una reunión de representantes de todas las tribus
que vivían en la antigua Babilonia. De todas las setenta naciones del
mundo, los que se fueron no estaban dispuestos a permanecer en el nivel
de una nación mundana regular sino que quería conectarse, pertenecer a
la fuerza más elevada, descubrirla y explorarla, para alcanzar la meta
de la creación, su pico. Estas personas se reunieron en un grupo
que con el tiempo se convirtió en el pueblo de Israel. Por lo tanto,
dentro del pueblo de Israel se encuentran las raíces de las setenta
naciones del mundo, y por otro lado, hay una raíz espiritual. Las raíces
terrenales y espirituales son opuestas, y además de esto, las raíces de
las setenta naciones del mundo se oponen entre sí. En consecuencia, los
judíos son muy diferentes, ellos discuten entre sí, y no quieren
conectarse. Podemos conectarnos sólo durante un tiempo de angustia, en
contraste con las otras naciones que sienten una conexión mutua entre
ellas y pertenecen a su pueblo. Después de todo, biológicamente
pertenecen a la misma raíz, al mismo padre y a la misma madre, mientras
que no es así para el pueblo de Israel. Entonces el pueblo de Israel es una
nación única, uno podría incluso decir que fue creada “artificialmente”,
no de forma natural. Por lo tanto nuestros enemigos afirman justamente
que no hay tal cosa como el pueblo de Israel. Se trata de un pueblo que
no puede ser medido por el nivel mundano usual. Sólo más tarde, después de muchos años,
por medio del desarrollo natural y la integración mutua, nos hemos
convertido en algo que se asemeja a un pueblo común con nuestras propias
características nacionales. Pero también entre nosotros hay grupos
especiales: sacerdotes, Levitas e Israel, que son genéticamente
diferentes. Aparentemente es imposible medir al
pueblo de Israel de la forma habitual y compararlo con otras naciones.
Nunca lograremos sacar conclusiones útiles, como resultado de esta
comparación porque el pueblo de Israel es un pueblo muy singular. Esto explica la gran autocrítica de los
judíos y las divisiones dentro del pueblo. Después de todo, en cada
judío hay una raíz espiritual de las setenta naciones del mundo, y
además también hay una raíz espiritual que determina la propia
pertenencia al pueblo de Israel. En alguna oportunidad ascendimos al
mundo espiritual con la ayuda de la raíz espiritual. Alcanzamos la
conexión; descubrimos dentro de esta la fuerza más elevada de la
naturaleza. Después de eso, caímos del nivel espiritual; perdimos la
sensación de la fuerza más elevada y la conexión con ella. Dentro de
cada judío hay Reshimot (reminiscencias) de los diferentes
estados, entonces él no es capaz de relajarse y estar en paz consigo
mismo, porque está construido de una forma muy complicada y variada.
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