En
relación a esto, me gustaría entender qué está pasando con nosotros y
qué esperar después. ¿Cómo podemos alcanzar algún tipo de certeza,
estabilidad y esperanza de un buen futuro?. La guerra terminó y al parecer la nación
volvió a la “vida normal”. Sin embargo, no se entiende en absoluto de
qué tipo de vida normal es posible hablar. Después de todo, la amenaza
no ha desaparecido y la sensación es bastante alarmante. Todo lo que
queda es esperar a la próxima ronda de violencia y nuevos bombardeos de
misiles.
Dr: Laitman
Regresar a la vida normal es como volver a la buena, cómoda y tranquila
casa de su madre. Sin embargo, los israelíes están retornando a su vida
normal que es imposible llamar normal, y durante el último conflicto se
han añadidos traumas adicionales. Me parece que la situación de hoy en día
es más estable que en el momento de las operaciones militares. Al menos
en ese momento todo era claro. Ellos disparaban; nosotros disparábamos.
Ahora, estamos volviendo a una situación mucho más incierta. Durante la guerra, la sociedad israelí
se consolidó fuertemente. Los periódicos se comportaron respetuosamente y
no molesta a la gente con artículos sensacionalistas. Todo estaba
relajado. La conmoción se calmó porque mientras enfrentábamos una
amenaza común, no continuamos con la charla ociosa. Sin embargo, el
momento en que terminó la situación militar, todo regresó de inmediato a
la competencia anterior, a la lucha de todos con sus intereses
personales, a las querellas políticas. Así, la guerra terminó, pero la vida se
siente como menos estable que durante la guerra. Esperamo estar
regresando a una vida segura y normal, sin embargo, esta no existe. No
obstante, si el pueblo de Israel se reúne y alcanza algún tipo de
unidad, entonces tendrá éxito. Específicamente entonces, alcanzaremos la
estabilidad y la seguridad. Mucha gente recuerda de forma cálida esa
sensación de unidad que aparece en momentos de peligro. Mientras los
misiles cayeron sobre nosotros, sentimos que nos necesitábamos unos a
los otros. Teníamos un deseo, una preocupación. Aunque estábamos
asustados, estábamos juntos, y en esto se sintió una especie de dulzura.
Sin embargo, en el momento en que desapareció la amenaza, retornamos de
nuevo a la separación anterior y estábamos listos para “devorarnos”
uno a otros. Lo que da esperanza es que, por primera
vez, la gente sintió tristeza de haber perdido la unidad alcanzada y de
haber vuelto a la indiferencia anterior, regresando a la construcción de
su vida rentable a expensas de alguien más. Esta no es una situación post-traumática
de la última guerra. Más bien, estos son traumas nuevos. Sin embargo,
esta vez, la situación finalmente comenzó a quedar clara y mucha gente
entiende que la situación habitual, en la que nos encontramos sin una
amenaza externa, es inaceptable. La guerra nos dejó sentir qué significa
ser un solo pueblo consolidado, que vive con la preocupación por los
demás y no en competencia. Se entiende que nadie quiere que la razón de
esta unidad sea la guerra, pero al menos ahora hemos descubierto y
sentido qué nos falta.
El problema está sólo en esto: que esta unidad se alcanza sólo bajo la presión de una amenaza externa. Baal HaSulam
compara nuestro pueblo con un saco de nueces que no quieren conectarse y
pulir sus cáscaras unas contra las otras con tanto ruido, pero el saco
nos mantiene unidos. Al menos de esto, aparece ante nosotros una
sensación de apoyo mutuo con el vecino, con los conocidos, con cada
persona, con todos los israelíes y los ciudadanos de esta nación. En el momento en que la bolsa se rompa,
todos los frutos se dispersan en diferentes direcciones, nuevamente
desaparece la sensación de pertenecer a un pueblo. Así, una y otra vez
necesitamos nuevas amenazas externas. Vemos que la fuerza superior no
nos dejará en paz. Vemos esto de acuerdo al antisemitismo que tanto ha
crecido en el mundo. Yo recibo cartas con una pregunta
similar de judíos conocidos en América del Sur, Texas, y Europa: “¿A
dónde nos sugiere que nos vayamos? ¿Qué vamos a hacer? “Estoy hablando
de judíos de América del Sur y Europa que han nacido en estas naciones,
en estas culturas. Son educados, tienen buenas profesiones, y ahora se
ven obligados a buscar dónde esconderse, pero no hay un lugar en ninguna
parte. Ellos ya están pensando, “¿Tal vez, haya otro planeta además el
planeta Tierra?” En esta medida sienten que no hay lugar para ellos en
ninguna parte. Espero que ante un antisemitismo así,
nos veamos obligados a conectarnos y a unirnos, entonces sobreviviremos.
Si nos unimos más estrechamente, entonces tendremos éxito en todo y
ganaremos cada lucha. Nadie puede hacernos nada. Basta con que el pueblo
de Israel se una, ya nadie nos presionará. El manejo superior trabaja
así: si anhelamos la unidad, entonces, la amenaza y la presión externa
desaparecerán inmediatamente. Por lo tanto, todo depende sólo de
nuestro equilibrio y conexión internos, y todos los problemas de
seguridad y económicos, sociales y políticos dependen sólo en las
relaciones entre las personas, de que el pueblo de Israel viva en la
tierra de Israel como un pueblo unido. De esta manera, inclinamos la
balanza del mundo entero hacia el lado del mérito o hacia el lado de la
condena.
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