El día de la expiación (Yom Kippur)
no es simplemente una tradición. Este refleja un estado espiritual
especial en el desarrollo de la persona. No debemos mirar este día por
separado, sino como parte de ciclo de todo el año. Tras la finalización de un año, que es
un ciclo de cambios internos, evaluamos todo lo que hemos atravesado, lo
cual es llamado “arrepentimiento”. Por lo tanto decidimos que es
necesario elevarnos a un nuevo nivel, comenzar el nuevo año (Rosh HaShaná),
cruzar a un nuevo estado, que sea mayor, más puro, más exaltado.
Entonces nosotros coronamos al Creador, a la fuerza de otorgamiento y
amor, estableciéndolo a Él para que reine sobre nosotros como la
propiedad más sublime. Esto ocurre cuando empezamos a juzgarnos
a nosotros mismos: ¿estamos realmente en la propiedad de otorgamiento?
Todas nuestras propiedades se dividen en diez partes, diez Sefirot. Estamos aclarando qué deseos dentro de esas diez partes pueden corregirse y cuáles no. En esencia, el alma de la persona
necesita ser corregida. Un alma son todos nuestros deseos que todavía
son corruptos y necesitan corrección.
Pregunta: ¿Qué debe corregirse exactamente: las acciones de uno o el alma?
Dr. Laitman
En nuestro mundo, las acciones se llevan a cabo con las manos y los
pies, o por medio de palabras. Pero la sabiduría de la Cabalá explica
que lo más importante es la intención corregida, que es el verdadero
deseo de la persona. Las acciones por sí solas no son
suficientes, porque yo puedo realizarlas simplemente por costumbre.
Entonces, en realidad es más difícil para mí no hacerlas que hacerlas. Estas pueden ser acciones que de otra manera nunca habría hecho en mi
vida a las cuales no estaba acostumbrado desde la infancia. En este caso, ya no se trata de cumplir
un mandamiento, sino de tradiciones inculcadas desde la infancia que se
realizan de forma automática. Para alguien podría ser difícil llevarlas a
cabo, pero para otra persona, podría ser difícil no hacerlas. Es por esto que no estamos hablando de
una acción, sino más bien de una intención. Una acción, después de todo,
no es un cambio: Puesto que hemos venido haciéndolo, entonces
seguiremos haciéndolo. Pero en la intención, en la actitud de una
persona hacia la acción realizada, siempre hay cambios. La clave es la actitud de la persona con
quienes la rodean. Después de todo, el amor al prójimo como a uno mismo
es la gran ley de la Torá. Este es el punto de vista desde el que tengo
que revisarme yo mí mismo con el fin de ver en qué medida soy capaz de
amar a mi prójimo. La fuerza superior es una fuerza de
otorgamiento y amor, y nuestra meta es volvernos como ella. Es por esto
que necesitamos alcanzar el grado de hombre, Adam, que significa similar (Domé)
al Creador. Pero ¿cómo podemos revisar esto? ¿Dónde está ese médico que
me tomará una radiografía y me dirá exactamente cuán similar soy al
Creador? Tal médico no existe, así que la persona
necesita revisarse por su cuenta. Este tipo de máquina de rayos X
requiere de una Luz especial que nos revisa. Esta Luz es llamada la Luz
que Reforma. Si estoy estudiando la verdadera Torá,
es decir la sabiduría de la Cabalá, entonces, gracias a ella, empiezo a
ver la verdad. Veo cuán egoísta soy, qué es exactamente lo malo que hay
en mí y qué hay que corregir, como si yo me tomara una radiografía de
mí mismo. Esto sólo es visible para mí y los demás
pueden no notarlo. Después de haberme visto en la imagen de rayos X,
se me hace claro qué hay que corregir. La Torá ordena esta imagen en la
que yo sólo veo las intenciones y sólo hasta el nivel de la profundidad
en el que soy capaz de corregir. Todo lo demás no lo veo y puede
quedar para el próximo año. Inmediatamente después del inicio del
nuevo año, me encuentro en estas sesiones de rayos X, llamadas los diez
días de arrepentimiento. Yo irradio mi corazón y aclaro mis intenciones
con respecto a los que me rodean en cada acción y regreso a estas
imágenes. La Cabalá explica que Maljut asciende a Bina y ella misma se compara con esta. Maljut es nuestro deseo egoísta que se eleva a Bina,
al deseo de otorgamiento, aclarando la medida en que se diferencia de
ella, cuán lejos estamos de cuidar de nuestros vecinos, de las buenas
relaciones y cuánto pensamos únicamente en nuestro propio beneficio.
Pregunta: ¿Qué se nos muestra en estas imágenes de rayos X?
Dr. Laitman
Esta imagen es en blanco y negro. Les muestra la cantidad de blanco que
hay en ustedes, es decir, las intenciones para el beneficio de su
prójimo. Los puntos de color negro a las intenciones para su propio
beneficio, lo que puede corregirse. Por lo tanto, se nos revela la
envergadura de nuestro trabajo. Este es un trabajo personal que está
almacenado para cada uno de nosotros, pero está dirigido a la
comunalidad, al otorgamiento a todos y a través de ellos, al Creador,
que es del amor de los seres creados, al amor del Creador. El Creador es
una fuerza que nos integra a todos juntos, y no es algo que exista por
fuera. Está escrito: “El Creador habita entre su pueblo”. De tal forma que, si me esfuerzo por
unirme con todos y quiero convertirme en un todo con ellos, entonces yo
revelo el sistema integral global que generaliza nuestra unidad, llamada
el Creador. Esta es la forma en que éste se revela en nuestra
percepción. Por lo tanto, durante Yom Kippur
tenemos que esforzarnos por amar a nuestro prójimo tanto como sea
posible y aún más, e incluso más allá del pueblo de Israel, que esto se
extienda a toda la humanidad. Esta es la razón por la cual durante Yom Kippur
se acostumbra a leer la historia del profeta Jonás, a quien el Creador
le dio instrucciones para que se dirigiera hacia la ciudad de Nínive,
que simboliza el mundo, hacia la corrección.
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