La extensión es dispersión “de amplio espectro”, mientras que la conexión significa comunicación, la unión de las partes. Esas dos fuerzas están actuando en
nuestro mundo y deben ser equilibradas. Durante la evolución y la
integración correcta entre ellas, esas fuerzas estabilizan sistemas muy
complejos, los cuales después evolucionan en base a la extensión y
conexión desde su parte. Uno no puede existir sin el otro. De parte de la naturaleza, este programa
funciona en perfecta armonía entre la dispersión y la unificación de
las partes. Pero el humano inserta muchas distorsiones dentro del
proceso. Todo está basado en el equilibrio entre
expansión, contracción, enfriamiento, calentamiento y en otros
fenómenos que son derivados de esas fuerzas básicas. Estos también
actuaron en el momento de la creación de la superficie de la Tierra
cuando el fuego surgió desde el interior de esta. Y después de eso
también cuando la Tierra una vez más se enfrió y se volvió sólida.
Este ciclo continuó hasta que se creó el
equilibro. El calor se reunió dentro de la Tierra, el enfriamiento creó
una envoltura dura que hizo posible la evolución de las formas de vida
vegetativa y animada. De una u otra manera, esas fuerzas fueron
diseñadas para crear un tipo particular de conexión tal que el
calentamiento y enfriamiento cooperen entre ellos en una manera
equilibrada ¿Entonces hacia dónde se dice que lleva esto? ¿Cuál debe ser
nuestro próximo estado?
Aquí llegamos a un pensamiento
sorprendente. Los humanos estamos viviendo en una sociedad humana; en
esto difieren de la naturaleza del inanimado, vegetativo, y animado. De
un aspecto social estamos convirtiéndonos en una sola humanidad global
en la que todo está integralmente conectado con todo lo demás.
Esto significa que aparentemente debemos
proteger y construir un equilibrio entre las dos fuerzas: una fuerza
centrífuga (que huye del centro hacia afuera), lo cual nos distancia a
unos de otros, y la fuerza centrípeta dirigida hacia el centro, que nos
conecta a unos con otros. Esos dos factores, hacia afuera y hacia
adentro, deben estar en equilibrio.
Incluso si uno de ellos ocasionalmente
supera al otro, así es como avanzamos en nuestro desarrollo, moviendo un
pie y luego el otro. Pero en cualquier caso, el mantener un equilibrio
entre las dos fuerzas es obligatorio para nosotros.
Y aquí hay un problema. En realidad
nosotros usamos la fuerza de conexión y la fuerza de distanciamiento,
pero las explotamos de forma egoísta. Por ejemplo, estoy dispuesto a
conectarme con otros para golpear a alguien u obtener algo. En otras
palabras, nos conectamos no por el propósito de la evolución, sino para
obtener un beneficio de la lucha entre nosotros.
La verdad es que también vemos una lucha
constante en la naturaleza, pero en nuestro nivel humano los conflictos
ya no se manejan de forma instintiva. Aquí depende de nosotros el
integrar esas dos fuerzas básicas de una manera diferente, conectándonos
el uno con el otro. Aquí estamos hablando de construir una especie
humana absolutamente diferente: la nueva sociedad.
Antes que nada, nuestra unificación
general humana debe ser completa y absoluta. Esta debe utilizar todas
las fuerzas de distanciamiento, separación, odio, etc.
En principio, esta conexión está
diseñada para crear a partir de la sociedad humana en todo el mundo, un
todo único que viva en otro nivel de entendimiento y alcance como una
sola entidad, como un cuerpo. Entonces seremos “células” de este
“cuerpo” colectivo y sentiremos una nueva forma superior de existencia
diferente a la que solíamos tener cuando cada uno de nosotros estaba
separado. Esta es la conclusión que podemos extraer de lo que vemos hoy.
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