La persona tiene que llegar al estado que realmente ve que está perdido, que no puede hacer nada bien, que se anula a todo su compromiso con los estudios, con el grupo y con todo. Está en eso, hace eso, pero no tiene con ello nada de sí mismo, no agrega, no invierte, por lo tanto seguro que no tiene qué esperar de toda su ocupación espiritual. Entonces llega a la oración, al grito, cuando está seguro que no florecerá nada de su trabajo, no puede llegar al otorgamiento, y verdaderamente quiere ser Jasid (misericordioso), quiere ser el que otorga, y no quiere por lo que hace recibir bellos resultados, buenos, cuando llega a eso Boré (Creador) realmente lo ayuda.
De la clase vespertina, Rabash, “No hay nadie que se ponga malvado”, 05.10.19
De la clase vespertina, Rabash, “No hay nadie que se ponga malvado”, 05.10.19
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