Toda la sabiduría de la Cabalá habla solamente sobre los actos de otorgamiento que son realizados en la conexión mutua. Toda la realidad, exceptuando a este mundo, existe en otorgamiento. Este mundo se presenta ante nosotros en su propiedad opuesta, en donde cada uno recibe para sí mismo tanto como sea posible. En esta tendencia de “consumir para sí mismo” experimentamos nuestra realidad corpórea. Imagina deseos pequeños esparcidos en una superficie plana. Si cada uno de ellos intenta maximizar su beneficio tomando ventaja de los demás, ellos crean una conexión mutua, que es conocida como “este mundo”, en todas sus formas de su materia. En este caso, la gente se relaciona con un vinculo de jerarquía, matrimonio, tienen hijos, se unen y todo esto ocurre de acuerdo a su intención de derivar placer de los demás. Y esta es la forma que se establecen entre sí. Esto es lo que llamamos “nuestro mundo”, “esta realidad”, en todos sus niveles: el inanimado, vegetativo, animado y hablante (humano). Vemos que los demás están cerca o lejos, dependiendo de ellos en un mayor o menor grado, pero todo eso de acuerdo a nuestra intención de sentir placer.
Construimos esta realidad por nosotros mismos, con nuestras intenciones de disfrutar cualquier cosa que haya ahí. Pero si alguien exclama: “¡No!, deseo relacionarme con los demás con la intención de otorgar, no para recibir”; él experimenta, su nueva actitud hacia la misma realidad, como un mundo espiritual. Esto es descrito como: “Yo veo un mundo invertido”. Todo está determinado por la intención. Cambiar de una intención “para mí mismo” hacia la intención de otorgamiento, conlleva cruzar el Majsom (la barrera que nos separa de la espiritualidad). En la intención de otorgar, existen 125 grados, hasta que alcanzamos una intención perfecta, el otorgamiento absoluto. La realidad, que percibimos ahora mismo en nuestra intención de auto gratificación, es imaginaria. Se nos ha dado solamente para que nosotros podamos usarla como una piedra de apoyo para la percepción verdadera de la realidad. Hemos recibido esta actitud egoísta hacia los demás a propósito para que podamos trabajar nosotros mismos empezando con ella y más adelante, para realizar una transición a la propiedad de otorgamiento y al ascender los 125 grados espirituales, explorar la conexión entre nosotros incluso aun más, eso es, escalar los peldaños de los mundos espirituales. Sólo nuestra intención determina lo que experimentamos, este mundo o el Mundo Superior.
Construimos esta realidad por nosotros mismos, con nuestras intenciones de disfrutar cualquier cosa que haya ahí. Pero si alguien exclama: “¡No!, deseo relacionarme con los demás con la intención de otorgar, no para recibir”; él experimenta, su nueva actitud hacia la misma realidad, como un mundo espiritual. Esto es descrito como: “Yo veo un mundo invertido”. Todo está determinado por la intención. Cambiar de una intención “para mí mismo” hacia la intención de otorgamiento, conlleva cruzar el Majsom (la barrera que nos separa de la espiritualidad). En la intención de otorgar, existen 125 grados, hasta que alcanzamos una intención perfecta, el otorgamiento absoluto. La realidad, que percibimos ahora mismo en nuestra intención de auto gratificación, es imaginaria. Se nos ha dado solamente para que nosotros podamos usarla como una piedra de apoyo para la percepción verdadera de la realidad. Hemos recibido esta actitud egoísta hacia los demás a propósito para que podamos trabajar nosotros mismos empezando con ella y más adelante, para realizar una transición a la propiedad de otorgamiento y al ascender los 125 grados espirituales, explorar la conexión entre nosotros incluso aun más, eso es, escalar los peldaños de los mundos espirituales. Sólo nuestra intención determina lo que experimentamos, este mundo o el Mundo Superior.
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