Los sabios dijeron: “Quién no se afanó en la víspera de Shabbat (sábado), ¿qué comerá en Shabbat?” En nuestro mundo, el tiempo fluye por sí solo. Crecemos, maduramos, envejecemos y morimos. El tiempo lo controla todo. Lo mismo podría decirse de otras leyes que rigen nuestra vida. Somos gobernados sin nuestra participación lo cual nos convierte en los grados de evolución inanimado, vegetativo, animado. En el dibujo, están marcados como número uno (1) y de color negro. El hombre organiza su vida contra “otros” o algo fuera de sí mismo. Más adelante, comenzamos a atraer la Luz que Reforma trabajando en el grupo, recibiendo así de ella, una vasija para el alma. Luego, nos dirigimos al Creador, elevamos el MAN (Máin Núkvin, aguas femeninas) y recibimos ayuda, MAD (Máin Dujrin, aguas masculinas), de Él. Finalmente, después de todos los acontecimientos, problemas, pensamientos y deseos en nosotros y del mundo, empezamos a darnos cuenta que vienen del Creador, la Causa única. Esta Causa nos los envía a través de “otro” para que nos elevemos por encima de él, para establecer una conexión y tomar decisiones con el Creador. Por lo tanto, nos movemos en el segundo tipo de gobierno y nos elevamos por encima de la razón por medio de la que habíamos vivido antes. Trabajamos contra de nuestra inteligencia , deseo y justificamos el Gobierno Superior puesto que nos damos cuenta de que todas sus acciones son designadas para elevarnos a la adhesión con el Creador. En ese caso, todas las cosas desagradables de nuestro egoísmo nos ayudan a ascender y construir una actitud por encima de la razón ante el Creador. Hacemos este trabajo durante la “semana”, en todas las propiedades del alma. En el sexto día, alcanzamos Iesód, que incluye todos los estados anteriores y sentimos como los demás, el Creador se funden en un todo. De esa manera, se desarrolla el tercer tipo de gobierno. Finalmente, la víspera de Shabbat (sábado), entramos en el cuarto estado. Vemos por nosotros mismos que el gobierno superior nos incluye también. Como resultado, cuando llega el Shabbat, somos uno con el Creador debido a lo que atravesamos durante la semana.
Así, en pequeñas dosis de siete días, nos sometemos a la transformación total de nuestra alma. Cada semana se convierte en el fundamento para la siguiente, hasta que llegamos al Shabbat final (Sabbath Sabbathon).
Así, en pequeñas dosis de siete días, nos sometemos a la transformación total de nuestra alma. Cada semana se convierte en el fundamento para la siguiente, hasta que llegamos al Shabbat final (Sabbath Sabbathon).
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