El alcance espiritual viene solamente de la diseminación. Sabemos de la sabiduría de la Cabalá que un alma consiste de dos partes: GE (Galgálta ve Eináim) y AHP (AJáP) (Ózen, Jótem, Peh), las cuales son mis propiedades (Kelím) mediante las cuales permanezco en otorgamiento a otros. GE obedece la ley de Restricción, donde sólo la Luz de Jasadím (Misericordia) está presente. No es alcance sino sólo la corrección del Kli (vasija).
Sin embargo, si deseo alcanzar la Luz de Jojmá (Sabiduría), necesito involucrar mi AHP, mis Kelím (deseos) receptores. En otras palabras, debo otorgar a otros; de otra manera, no seré capaz de emplear mi AHP. Debo recibir MAN de ellos lo cual como resultado me capacitará para canalizar la Luz de Jojmá hacia ellos. Por lo tanto, está dicho: “He aprendido mucho de mis maestros, más de mis amigos, y mucho más de mis estudiantes”. Después de todo, los estudiantes me traen sus deseos insatisfechos, y yo los elevo al Infinito, atraigo de ahí y canalizo a través de mí la Luz de Jojmá que ellos están pidiendo, y por lo tanto alcanzo. La persona nunca alcanza la espiritualidad en sus Kelím, sino sólo al anexar los deseos de otros a los suyos. El puede emplear su AHP sólo si dentro de él, existe el GE de otro. Y el AHP de este último, en su turno, debe estar ligado a alguien más, y así sucesivamente. Ninguno de nosotros es libre. Todos los Partzufím espirituales son formados de esa manera hasta el mundo del Infinito. Tomemos el Partzúf de mi alma, por ejemplo (ver el diagrama de abajo). Su parte inferior reside dentro del Partzúf inferior, controlado totalmente por este. Y en la segunda parte de mi alma reside el superior. En otras palabras, con la parte superior de mi alma pertenezco al superior y con la parte inferior, al inferior ¿Dónde está mi yo entonces? Bueno, yo no existo. No puedo existir por mí mismo. Mi vida (y muy pronto comenzaremos a verlo en nuestro mundo global) está atada ya sea al superior o al inferior, a ambos, pero con seguridad no me pertenece. Si en mi parte superior me pongo completamente en manos del superior, junto con él, alcanzo en mi GE y su AHP en mí las diez Sefirót completas. Y por debajo, en mi AHP y GE del inferior, también alcanzo las diez Sefirót en pleno. Mediante esto, recibo vida.
Pero yo nunca tengo mi propio Kli excepto en conexión con el superior y el inferior. No poseo mis propias diez Sefirót o, para ser más preciso, no tengo ninguna Sefirá propia. Mi parte propia, la parte superior está siempre y totalmente atada al superior, mientras que la otra, la inferior, está totalmente atada al inferior. Y sólo en el medio puedo tomar una decisión de dividirme en esas dos partes. Esto es precisamente lo que ahora revelaremos como resultado de la crisis global. No hay otra conexión entre las personas, las naciones, los países, y todas las partes de la naturaleza. Estamos todos ligados como células de un solo organismo. Y si hacemos un esfuerzo para lograr esta condición, encontraremos una buena vida, y si no sufriremos. Esta es la ley espiritual que define cómo están conectados los Partzufím. Aprendemos esto en El Estudio de las Diez Sefirót.
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