Sólo una persona que, en sincronía con la raíz de su alma, desea encontrar una fuerza unificada, superior que gobierna la realidad, es “ayudada” desde Arriba y a él se le envían los obstáculos. El Creador sigue revelando nuevos deseos en él o ella, que lo atrae en varias direcciones. Así, uno se olvida que no existe nadie más que del Creador y se enreda de nuevo y es incapaz de ensamblar dentro, la imagen de la fuerza superior única, a la cual uno debe ser devuelto. Todas estas dificultades son la ayuda desde Arriba, enviada en forma de obstáculos a alguien que posee una aspiración hacia la búsqueda del Creador. Y una persona piensa que los demás tienen éxito en mantener esta imagen única, una sensación de que no hay nadie, sino el Creador. Pero para él, esta imagen constantemente se desvanece y se pierde.
Es fácil para que el mundo decirlo, pero él es el único para quien es difícil y lucha constantemente a través de esto como en una niebla y no entiende quien actúa: él mismo, el Creador, o ambos al mismo tiempo y qué relación debe ser formada con Él. Nada está claro.
Parece injusto que él obtenga del Creador sólo dificultades en vez de ayuda. ¿Es así como actuaría un Creador amoroso y bondadoso? ¿Por qué entonces Él usa tales dispositivos astutos y establece para el hombre este tipo de problemas en la vida y de los cuales no sabemos cómo escapar? La persona piensa que incluso el más despiadado no haría esto. Después de todo, ¿de dónde proviene toda la crueldad en el mundo si no es de la fuerza superior misma? Las cosas más brutales y horribles proceden de una única fuerza, y además, tenemos que decidir que esta fuerza es buena, infinitamente amorosa y que trabajan exclusivamente para el bien, ¿es eso? Si damos un vistazo al mundo, es imposible que lo reconozcan. Sólo estamos convencidos de cuán fácil es confundirnos y hacernos dudar de la unicidad de la fuerza superior, cuando vemos el mundo ante nosotros lleno de dolor, problemas, violencia, terror y odio. ¿No es la misma fuerza superior la que causa esto? Sin duda, puesto que no existe nadie más que Él y no hacemos nada por nosotros mismos. Veo con mis propios ojos que el mundo está gobernado por la fuerza del mal no por la fuerza del bien. Y trato cuanto puedo de aferrarme a la idea de que no existe nadie más que el buen Creador, el me equilibro, como si estuviera en la punta de una aguja y a punto de caer. Después de todo, de todas las direcciones yo recibo la prueba de todo lo contrario y me parece bastante real. Yo ni siquiera puedo cerrar mis ojos a lo que está sucediendo y mentirme. ¡Veo que simplemente debo llegar a conocer al Creador! Y entonces, surge en mí una verdadera necesidad. ¡Yo no estoy dispuesto a verlo a Él como una fuerza maligna! Pero para que yo Lo experimente como la fuerza de bien, necesito Su ayuda.
Es fácil para que el mundo decirlo, pero él es el único para quien es difícil y lucha constantemente a través de esto como en una niebla y no entiende quien actúa: él mismo, el Creador, o ambos al mismo tiempo y qué relación debe ser formada con Él. Nada está claro.
Parece injusto que él obtenga del Creador sólo dificultades en vez de ayuda. ¿Es así como actuaría un Creador amoroso y bondadoso? ¿Por qué entonces Él usa tales dispositivos astutos y establece para el hombre este tipo de problemas en la vida y de los cuales no sabemos cómo escapar? La persona piensa que incluso el más despiadado no haría esto. Después de todo, ¿de dónde proviene toda la crueldad en el mundo si no es de la fuerza superior misma? Las cosas más brutales y horribles proceden de una única fuerza, y además, tenemos que decidir que esta fuerza es buena, infinitamente amorosa y que trabajan exclusivamente para el bien, ¿es eso? Si damos un vistazo al mundo, es imposible que lo reconozcan. Sólo estamos convencidos de cuán fácil es confundirnos y hacernos dudar de la unicidad de la fuerza superior, cuando vemos el mundo ante nosotros lleno de dolor, problemas, violencia, terror y odio. ¿No es la misma fuerza superior la que causa esto? Sin duda, puesto que no existe nadie más que Él y no hacemos nada por nosotros mismos. Veo con mis propios ojos que el mundo está gobernado por la fuerza del mal no por la fuerza del bien. Y trato cuanto puedo de aferrarme a la idea de que no existe nadie más que el buen Creador, el me equilibro, como si estuviera en la punta de una aguja y a punto de caer. Después de todo, de todas las direcciones yo recibo la prueba de todo lo contrario y me parece bastante real. Yo ni siquiera puedo cerrar mis ojos a lo que está sucediendo y mentirme. ¡Veo que simplemente debo llegar a conocer al Creador! Y entonces, surge en mí una verdadera necesidad. ¡Yo no estoy dispuesto a verlo a Él como una fuerza maligna! Pero para que yo Lo experimente como la fuerza de bien, necesito Su ayuda.
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