
La ganancia debe resultar de una actividad económica e industrial efectiva, debe servir como una medida de su efectividad, pero debe estar dirigida a elevar a cada miembro de la sociedad por encima del nivel de pobreza. Al mismo tiempo, los negocios y la sociedad deben ver que las ganancias de cada empresa sean asignadas para elevar los estándares al nivel requerido para la existencia, como se necesita para la supervivencia de la sociedad bajo las nuevas condiciones. Por supuesto, los accionistas tienen derecho a recibir su parte de las ganancias, pero se esforzarán por desarrollar las empresas necesarias para la sociedad. Sus inversiones se verán registradas en sus cuentas personales, la sociedad y la opinión pública los apoyarán. Un porcentaje de la ganancia y las inversiones deben emplearse en el desarrollo de la educación integral, la instrucción de los gerentes, accionistas y empleados de la compañía porque un negocio exitoso y su correcta distribución pública, dependen principalmente de ellos. En el mundo integral, sólo las nuevas relaciones de negocios y trabajo, pueden adaptarse. El personal de la compañía es un mecanismo de control y el principio de relación “supervisor-subordinado” continuará existiendo, pero sólo dentro de un sistema de relaciones amistosas, en unidad, esforzándose por una meta común dentro de la compañía, el país y el mundo. Entonces, el principal objetivo de los empresarios será contratar a millones de personas para la creación de un futuro común: la sociedad de garantía mutua. Debido a una instrucción y educación integrales obligatorias, todo el que construya su mundo en base a esos valores llegará a los resultados correctos. La formación y el desarrollo de la base de valores de los empleados deben volverse la prioridad clave para los empresarios. Ya que la motivación del hombre dejará de estar basada en factores materiales, debido al soporte de la comunidad que proporcionará todo lo necesario para la existencia, la sociedad debe encontrar nuevos métodos para motivar a las personas a trabajar efectivamente, tales como el deseo de liderazgo para beneficiar a la sociedad, el reconocimiento público, etc. Ninguna empresa será capaz de llegar a ser parte del nuevo sistema económico global si no pasa por una renovación espiritual interna, una transformación y si no acepta los nuevos valores básicos.
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