A diferencia de nuestro mundo corporal, no hay tiempo, lugar, ni movimiento en el mundo espiritual, sino sólo ascensos y descensos en los atributos de recepción u otorgamiento. Esta es la escala sobre la que nos movemos todo el tiempo. Nuestros estados se miden sólo en relación a los “mundos” espirituales, a los Partzufim y las Sefirot que continúan desde la cima hacia abajo a través de los 125 grados. Excepto por nuestros ascensos y descensos, también existe el movimiento de los grados en sí que pueden moverse junto con nosotros. Si yo estoy en un cierto mundo, por ejemplo, en una cierta percepción de la realidad y esta es súbitamente “actualizada”: yo siento que se vuelve más clara, que ilumina más; recibo grandes poderes, entendimientos y discernimientos. Todo esto no se considera como si yo lo hubiera hecho, sino que es una especie de “ejercicio” por el que se me hace pasar con el fin de mostrarme algo. Es como un niño pequeño que es elegido y de pronto siente que es grande: se abren ante él nuevos horizontes; puede alcanzar cosas que no podía alcanzar antes. Entonces comienza a dirigir a aquel que lo lleva, hacia donde él quiere ser llevado y hacia las puertas que quiere abrir. Comportamientos similares vienen de Arriba y son revelados en nuestro mundo. Por lo tanto existen diferentes ascensos:
•ascendemos la escalera mediante nuestros esfuerzos
•O la escalera misma se mueve hacia arriba y hacia abajo.
Esos movimientos nos los describen como tiempos especiales o estados especiales. En general cada estado es especial y nunca se repite; no hay un movimiento que sea similar al siguiente. Debemos decir que no es casualidad que las personas dividan el tiempo de la manera en la que está dividido. Claramente los días y las noches corresponden al ciclo del sol y el mes está determinado por el calendario lunar ¿Pero cómo decidieron las personas la división del día en doce horas diurnas y doce horas nocturnas? La sabiduría de la Cabalá explica este ciclo de 24 horas dividido en minutos y segundos, como resultado de las relaciones mutuas entre Zeir Anpin y Maljut. En general, se trata de una multiplicidad de diferentes influencias sobre el ser creado. Lo cual significa sobre Maljut, desde Arriba. De aquí vienen las ideas de un año sabático y el Yovel (jubileo, el año número 50). Así como existen estados especiales llamados “tiempos” o “festivos”. Estos no están conectados con fenómenos en el nivel inanimado, sino que están controlados por un programa especial. El punto es que hay raíces especiales que tienen que revelarse y cumplirse en nosotros específicamente y no sólo en el mundo o mediante ciertas costumbres. Esos estados “iluminan” para nosotros al prepararnos para que en el futuro en realidad los recibamos y los cumplamos. Hoy nosotros recibimos débiles iluminaciones de ellos, pero en realidad esos son los grados. En el mundo espiritual la persona asciende por los grados de “Domingo”, “Lunes”, “Martes”, “Miércoles”, “Jueves”, “Viernes” y “el Sabbath“. Ella debe sentir esos estados secuencialmente, uno tras otro. Un día espiritual puede durar un par de segundos o puede perdurar por varias semanas. No hay diferencia ya que el tiempo corporal no tiene nada que ver con el tiempo espiritual. Entonces los “días festivos” son estados, “ejemplos”, niveles a los cuales se eleva la persona. Como un todo, ellos están en el ascenso y se cumplen mediante un despertar desde Arriba, mediante una cierta iluminación que le añade algo a la persona que tiene una percepción espiritual. Esas adiciones son llamadas “Rosh HaShaná“, (el año nuevo), “Yom Kippur”, etc. Para cada uno de esos ascensos que se reciben desde Arriba, se requiere un tipo especial de trabajo abajo, por el ser creado por supuesto. Esto es porque él quiere usar este ascenso con el fin de corregirse y cumplir con la afluencia adicional que ha llegado a él, en un nuevo nivel. Es lo mismo en el Sabbath cuando un despertar desde Arriba requiere de un trabajo especial de nosotros. No es un tiempo de descanso, sino un día bastante ocupado en el cual hay más oraciones y otras costumbres. Cuando el Superior invita al ser creado a ascender a un nivel superior, el trabajo durante el ascenso obliga al inferior a llevar a cabo muchas acciones. La primera festividad es Rosh HaShaná, la cual simboliza un nuevo comienzo. Yo quiero ser un ser humano, Adam, asemejarme al Creador. Esta es la razón para el proceso espiritual por el que quiero pasar. Entonces, Rosh HaShaná es llamado el día de la Creación del hombre; este es el día en que el hombre fue creado. En la corporalidad también se refleja de una manera especial: hace 5753 años vivió un sujeto llamado Adam y en ese día descubrió la espiritualidad; descubrió al Creador. Por primera vez en la historia una de las criaturas bípedas descubrió que existe un mundo espiritual y la fuerza superior. Él fue el primero en asemejarse al Creador y lo llamamos el “Primer Hombre”.
En el artículo “La enseñanza de la Cabalá y su esencia”, Baal HaSulam dice, Adam HaRishón fue el primero en recibir una secuencia de conocimiento suficiente por medio del cual puede entender y maximizar de forma exitosa todo lo que vio y alcanzó con sus ojos. Y este entendimiento es llamado la “sabiduría de la verdad”.
Desde ese día en el que el hombre se identificó primero con el Creador y cumplió con su nombre, que le dieron sus padres “al azar”, contamos nuestros años. Esto significa que incluso nuestro calendario está basado en la revelación del Creador al ser creado.
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