El indicador del avance es que no solo dice “gracias a Dios” por todo,
sino que a veces ella se encuentra en situaciones en las que no puede
justificar inmediatamente el Creador, a pesar de que un verdadero héroe
que ya es alto en la espiritualidad siente que esto es así. Nosotros
tenemos que alcanzar una gran corrección con el fin de examinarnos
constantemente a nosotros mismos y tener la fuerza para agradecerle al
Creador tanto por todo el mal como por todo el bien. Hasta entonces, hay un largo camino por
recorrer, atravesando muchos estados. A veces la persona se encuentra en
tales estados que no logra estar de acuerdo con la Providencia
superior, no la quiere ni la acepta. Se revela la línea izquierda y en
ella comienza a hablar “Faraón“, el mal. Debemos darle tiempo a que se revele en
nosotros todo el mal, todos los pecados sobre los que habla la Torá.
Cuando la persona cae en tal estado de pecado, dice exactamente lo que
la Torá nos dice: “¿Quién es el Creador a quien debo escuchar?” Ella maldice al Creador y toma el lugar de todos los villanos famosos: Bil’am, Balak, Amán, puesto que tiene que descubrir toda la línea izquierda.
Si ella entra en la línea derecha desde
el principio, no con el fin de “calmar sus heridas con miel”, sino con
el fin de avanzar, entonces por medio de eso sale de la línea izquierda.
Entonces maneja las dos líneas. De lo contrario, esto no se llamaría la
línea derecha, sino sólo un estado de serenidad. Una línea es algo que
está limitado en ambos lados.
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