Baal HaSulam, Introducción al Libro del Zóhar,
ítem 66: Tengan en cuenta que en todo hay internalidad y externalidad.
En el mundo en general, Israel, los descendientes de Abraham, Isaac y
Jacob, se consideran la internalidad del mundo. “Israel” son los que tienen una inclinación por las tres líneas, por el otorgamiento.
Estas tres líneas simbolizan a Abraham, a Isaac y a Jacob, e Israel
aspira a integrarlas de manera que la fuerza de otorgamiento la fuerza
de la recepción se conecten y alcancen la adhesión con el Creador en la
línea media. Después de todo, en la realidad sólo
existen estas dos fuerzas, la fuerza de recepción y la fuerza de
otorgamiento. La primera se refiere al ser creado y la segunda al
Creador. Si la fuerza de otorgamiento también
está en el ser creado, una chispa o un punto en el deseo de recibir,
entonces por medio de esto el ser creado puede construir la línea media.
El deseo es la línea izquierda y el punto en el deseo, la chispa
proveniente del Masaj
(pantalla) antes de la ruptura, es la línea derecha y la Luz que fue
convocada para operar en la soldadura les ofrece la línea media, por
encima de la razón, otorgamiento por encima de la recepción.
Así que nosotros tenemos el deseo y el
punto dentro de él (●) y también la tensión (Δ) entre ellos, debido a la
cual la persona se siente mal. Entonces su punto recibe el ansia por
conocer al Creador. Y en este caso, todos sus deseos se convierten en un
medio que ayuda a que el punto en el corazón alcance al Creador. Por esta razón la Luz inicialmente, al
descender, creó un deseo tan poderoso como ella misma. Ahora, cuando el
ser creado usa este deseo, él puede alcanzar al Creador y elevarse hacia
Él. “Abraham” es el punto de otorgamiento,
cuando la persona lo usa correctamente y mira al deseo desde él, es
llamada “Isaac”. Entonces se da la combinación de ellos, “Jacob”, la
línea media. Nosotros necesitamos estos tres componentes.
Pregunta: Si la Luz y el deseo tienen el mismo poder, ¿de dónde viene la diferencia (Δ) entre ellos viene?
Dr: Laitman La chispa de Luz, o el Creador, entra al deseo y evoca en él una sensación de otra naturaleza, de otra esencia. Entonces la persona se siente mal debido a su falta de semejanza con esta naturaleza en el uso de su deseo. La verdad es que ninguno de nosotros
sabe qué es el deseo de recibir, pero todos conocemos sus beneficios.
Así que no estamos hablando del deseo sino de la intención con el fin de
recibir; vivimos dentro de la intención egoísta y no dentro del deseo,
tampoco lo sentimos en sí mismo. Toda nuestra percepción, nuestro
programa completo, está basado únicamente en nuestra intención, en
nuestro egocentrismo. La diferencia no yace entre los dos deseos, el
deseo de recibir y el deseo de otorgar, sino entre las dos
características básicas. Las comparo no según el tamaño, sino de
acuerdo a una diferencia cualitativa. De hecho, yo siento la diferencia,
la diferencia entre el Creador y el ser creado. Esto es lo que me
impulsa a comenzar el camino de acceso al nivel del Creador, a una
equivalencia de forma con Él. De lo contrario no recibiría ese anhelo.
Entonces asciendo por los niveles de
similitud, los niveles a través de los cuales la persona se lleva hacia
una equivalencia de forma con el Creador. Existen personas en las que hay tres
líneas y en otras no las hay. De hecho, existen en todos, puesto que
todos tenemos que alcanzar eventualmente el mismo estado. La ruptura fue
total, la incorporación fue total y la corrección también tiene que
ser total. Aun así, las tres líneas no se expresan
en todos al mismo tiempo. En el deseo general hay una parte superior,
GE, o en otras palabras, aquellos en los que el punto en el corazón (•)
ya se ha elevado, se ha revelado y hay una parte inferior AHP,
aquellos en los que todavía está oculto, abajo. En consecuencia, los de
arriba son atraídos hacia la unidad (Yejud), hacia el Creador, por
eso son llamados “Judíos” (Yejudí). Abajo, las personas tienen una gran
cantidad de deseos, cada una aparentemente vivía en su propio mundo y
por eso son llamadas “las naciones del mundo”. Arriba, todos quieren
conectarse a un punto por medio del cual puedan alcanzar al Creador y
por debajo, este punto aún no ha sido revelado y todavía no significa
nada, de esta manera los diferentes deseos atraen a las personas hacia
diferentes direcciones.
Sin embargo, “lo particular y lo
general son iguales” cada persona es un pequeño mundo, así que este
sistema, esta estructura, ya existe en cada una. Incluso si el punto se revela en el corazón
de la persona, ella también tienen muchos otros deseos, aunque en el
momento pueden estar ocultos esperando su turno. Todos tienen deseos
que, mientras tanto, no acompañan al punto en el corazón.
Sin embargo, las personas que han
recibido de Arriba la base de las tres líneas, tienen que sentir que son
responsables de la corrección del mundo.
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